Obsesión por el norte

Según el Consejo Nacional de Población (CONAPO), en la Unión Americana hay 11.5 millones de mexicanos.

Según el Consejo Nacional de Población (CONAPO), en la Unión Americana hay 11.5 millones de mexicanos. Crédito: AP / Archivo

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A diferencia de otros latinoamericanos como los peruanos, los chilenos o los colombianos que cuando emigran eligen destinos tan disímiles como Estados Unidos, España, Italia o Japón, los mexicanos que decidimos dejar nuestra patria vemos hacia un solo punto: el norte.

Sin importar las barreras del idioma, los muros en la frontera, las medidas antiinmigrantes, el racismo y la xenofobia, los mexicanos estamos obsesionados con Estados Unidos.

Las cifras son contundentes. Según el Consejo Nacional de Población (CONAPO), en la Unión Americana hay 11.5 millones de mexicanos. En Canadá, que es el país que le sigue, hay 61,500 y en España, que ocupa el tercer lugar, el número asciende sólo a 23,000.

Para algunos expertos en el tema migratorio como Jorge Durand, antropólogo e investigador de la Universidad de Guadalajara, quien es de origen peruano y naturalizado mexicano, el fenómeno es digno de llamar la atención.

“¿Por qué no se van a otro lado?” nos preguntó hace unos días en el marco del diplomado sobre Migración y Gobernanza que imparte el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

La pregunta, por supuesto, amerita un estudio a fondo para darle una respuesta amplia y objetiva. Mientras tanto, aquí van mis cinco centavos sobre las que creo son las principales razones que nos atraen irremediablemente hacia Estados Unidos.

En primer lugar está la vecindad geográfica. El hecho de compartir más de tres mil kilómetros de frontera con la potencia económica número uno del mundo explica en gran medida este fenómeno. ¿Para qué mirar hacia otros países más lejanos si Estados Unidos está a tiro de piedra y necesitado (salvo en épocas de crisis) de nuestra mano de obra?

También están, por supuesto, las razones históricas. Desde que México perdió la mitad de su territorio en la guerra con Estados Unidos, muchos mexicanos que vivían en California, Nuevo México y Texas decidieron quedarse aquí. Con el tiempo, estos núcleos crecieron y atrajeron a más pobladores de origen mexicano.

Estas dos razones han dado lugar a que las redes sociales y familiares de mexicanos en Estados Unidos sean cada vez más amplias y fuertes. Se considera que todas las familias mexicanas tienen al menos un familiar que vive de este lado de la frontera.

Por otra parte, están las razones afectivas. Los mexicanos estamos muy apegados a nuestra patria, no quemamos nuestras naves. Al margen de las razones que nos hayan impulsado a irnos, casi siempre pensamos en volver o en seguir conectados. “Me voy sólo por un par de años”, solemos decir. Aunque en muchos casos la estadía se prolonga por 20 ó 30 años, la esperanza de volver no muere y por ello la cercanía con Estados Unidos resulta ideal. “En sólo tres horas y media en avión estoy en el D.F.”, dicen muchos que viven en Los Ángeles.

Seguramente existen muchas otras razones que nos impiden a los mexicanos ver hacia otros horizontes. Es, sin duda, un tema para reflexionar. Pero cómo apunta Durand, ¿por qué no empezar a ver otros lugares como China, por ejemplo?

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