Mamás inmigrantes en su lucha por ser profesionistas

Mamás latinas inmigrantes que aspiran a un título universitario: sus mayores obstáculos y motivaciones

Lourdes Alarcón, una boliviana por graduarse de la SFSU a finales de 2013.

Lourdes Alarcón, una boliviana por graduarse de la SFSU a finales de 2013. Crédito: Erika Cebreros / El Mensajero

SAN FRANCISCO.- Tras cuatro años llenos de esfuerzo y sacrificio, Lourdes Alarcón se graduará de la Universidad Estatal de San Francisco (SFSU por sus siglas en inglés) a finales de 2013. Esta inmigrante, originaria de Bolivia, es catalogada por los expertos en educación superior como una “estudiante no tradicional”. En otras palabras, no es una joven que entró a la universidad en cuanto se graduó del bachillerato (high school). Lourdes pasa de los 30 años y tiene dos hijos, un niño de 7 años y una niña de 5.

Después de perder su trabajo como asistente de directora en una escuela primaria en la ciudad de San Francisco en 2008, se le dificultó encontrar otro empleo “con un salario decente”. “Mis opciones eran entrar a la universidad o aceptar cualquier trabajo. Y preferí estudiar para poder salir adelante y ofrecerles un mejor futuro a mis hijos. Mi ilusión siempre ha sido ser maestra y ayudar a niños de mi comunidad”, dijo Alarcón.

Los universitarios “no tradicionales”, en particular las madres como Alarcón, tienen que derribar muchas barreras para alcanzar su sueño de convertirse en profesionales. La primera traba para esta madre fue el cuidado de niños. La guardería dentro de SFSU no era una opción porque había muchas familias en la lista de espera.

“Las universidades están diseñadas para personas jóvenes sin hijos, es por eso que muchas veces el apoyo hacia los padres de familia no es el adecuado”, expresó Alarcón.

Cuidado infantil: el mayor obstáculo

Encontrar cuidado infantil de calidad y a un precio razonable, es un problema común en Estados Unidos, especialmente para las familias de bajos ingresos. Muchas madres universitarias tienen la esperanza de que en las escuelas donde van a estudiar, podrán encontrar una guardería. Sin embargo, no todas las instituciones de educación superior ofrecen el servicio de cuidado de niños. Y en las que sí lo ofrecen, por lo general no tienen suficiente espacio para todas las familias.

Erica Almaguer es la coordinadora del programa de cuidado de bebés y niños de hasta 3 años del centro de cuidado de infantil (llamado Early Childhood Education Center), que se encuentra dentro de SFSU, y cuya administración corre a cargo de la Asociación de estudiantes de esa universidad.

Almaguer confirmó que hasta julio de 2013, había 200 familias en la lista de espera. Aclaró que dicho centro no era la mejor opción para padres de familia que estudian y trabajan, puesto que cierra cuando no se imparten clases en la universidad, como por ejemplo, durante las vacaciones de la primavera o de diciembre.

Alarcón recurrió a otras opciones de cuidado infantil. Explicó que 3 personas (una de ellas, su padre) le cuidan a sus hijos mientras estudia. Eso significa que varias horas del día se le van en transportarse de un lugar a otro, más aún porque lo hace en el transporte público de la ciudad de San Francisco, donde reside y estudia.

“Sí manejo pero no tengo auto porque encontrar estacionamiento es casi imposible y muy costoso aquí”, expresó Alarcón, sentada en la oficina de Parents Voices (Voces de padres) en San Francisco, una organización sin fines de lucro que aboga por el cuidado de niños en California, y de la que ella forma parte. Comentó que fueron otros padres que participan en esa organización, quienes la asesoraron y brindaron apoyo cuando buscaba servicios para madres que estudian.

“Todo lo hice yo sola”, añadió. Debido a la falta de un estatus migratorio legal en Estados Unidos, su esposo se regresó a vivir a México, su país de origen.

Poca información sobre recursos para padres

Por su parte Jenniffer Maldonado, dijo estar emocionada y nerviosa porque en otoño de 2013 empezaría sus estudios de política pública en Mills College, que se encuentra en la ciudad de Oakland, en California. Esta universidad ofrece sus programas de licenciatura solo a mujeres. “Pensé ‘¡perfecto!, en Mills tienen todos los servicios para mamás porque se enfocan en mujeres’, pero no es así realmente”, expresó esta madre de una niña 4 años y una de 2.

Explicó que la consejera estudiantil que le asignaron en Mills, claramente no sabía cómo funcionaba la guardería que se encuentra en esa universidad. “Me dijo ‘¿qué te detiene para empezar tus estudios si aquí tenemos cuidado de niños?'”, contó Maldonado. La convenció para que empezara en la primavera pero después descubrió que la guardería solo acepta niños una vez al año, en el otoño. Y además, rechazaron su solicitud porque hay muchas familias en la lista de espera.

“Creo que hay como una desconexión en las universidades cuando se trata de informales a los padres sobre sus beneficios”, dijo Maldonado, en el edificio que alberga las oficinas de Parent Voices en Oakland, donde estaba haciendo una pasantía (prácticas profesionales).

Por lo pronto, ya tenía solucionado el cuidado para su niña mayor, a quien le otorgaron media beca en un preescolar bilingüe (español e inglés), pero no para la más pequeña. Esa fue una de las razones por las cuales decidió estudiar solo medio tiempo.

“Tres amigas me han ofrecido su ayuda para cuidarme a la chiquita mientras estoy en la escuela, pero eso es un milagro y es mucho pedir. Estoy nerviosa, no sé cómo le voy a hacer para las horas de estudio. Nunca me hubiera imaginado que el cuidado de niños eran tan difícil”, añadió esta madre de 31 años que reside en Berkeley, California. Su esposo también es estudiante.

Las prioridades de las universidades

Helen Blank, directora del departamento de Cuidado Infantil y aprendizaje temprano del National Women’s Law Center (Centro Legal Nacional de la Mujer), opinó que las universidades no tienen suficientes programas de cuidado infantil para los padres porque simplemente “no es una de sus prioridades”.

Para Jeanne Batalova, una analista del Instituto de Política de Migración (MPI por sus siglas en inglés), la principal razón por la que las universidades no proveen muchos servicios a los estudiantes “no tradicionales”, es económica. Se refiere a las universidades que ofrecen programas de 4 años (tras los que se obtiene un grado de licenciatura), las cuales están diseñadas para estudiantes jóvenes recién graduados del bachillerato (high school), que tienen más posibilidades económicas que los estudiantes “no tradicionales”.

Explicó que los colegios comunitarios, que ofrecen programas de 2 años (tras los que se obtiene un “grado asociado” o un certificado) hacen un mayor esfuerzo por ofrecer servicios para apoyar a los estudiantes que son padres o de bajos ingresos.

Batalova recomendó algunas iniciativas que las universidades pueden implementar para brindar un mayor apoyo a más estudiantes “no tradicionales”. Entre estas se incluyen: acceso a transporte, horarios flexibles y servicios integrales (como el cuidado de niños).

Costos del cuidado infantil y subsidios económicos

La tarifa promedio anual por el cuidado de un bebé de tiempo completo en un centro infantil o guardería oscilaba en 2011 entre $4,600 a $15,000 dólares anuales, y para un niño de 4 años, entre $3,900 a $11,700 dólares. El costo varía dependiendo del estado donde resida la familia. Esto según datos de un reporte titulado Padres y el alto costo del servicio de cuidado de niños: reporte de 2012, publicado porChild Care Aware® of America, una organización sin fines de lucro que aboga por un cuidado de niños accesible y de calidad para todas la familias.

En dicho reporte además se señalan los 10 estados donde el cuidado de bebés de tiempo completo en un centro infantil era más costoso en 2011: Nueva York, Minnesota, Oregón, Colorado, Hawaii, Kansas, California, Illinois, Massachusetts, Indiana y Wisconsin.

Ante el alto costo del cuidado de niños, muchas madres de bajos ingresos que estudian recurren a los subsidios económicos que se ofrecen en sus estados, y que son en gran parte financiados por el gobierno federal, para poder costear dicho servicio. Pero también para esta ayuda, la demanda es mucho mayor que la oferta.

En California, por ejemplo, “hay miles de familias elegibles para el subsidio para el cuidado de niños que no lo están recibiendo. Ahora no tenemos ni idea de cuántas familias hay en las listas de espera. Hace unos años, teníamos una lista de espera centralizada en cada condado y había en total 200,000 niños en esa lista”, informó Nancy Remley, administradora de la División de desarrollo de los niños del Departamento de educación de California.

Las familias elegibles para recibir el subsidio para el cuidado de niños en California deben recibir un ingreso de 75 por ciento o inferior, del ingreso promedio estatal. Esto se calcula de acuerdo al total de miembros de familia. Una familia de 4 personas, por ejemplo, tiene que reportar un ingreso mensual máximo de $3,908 dólares (ingresos netos sin restar los impuestos) para poder optar a recibir apoyos económicos para el cuidado de niños. Y por supuesto, deben demostrar que necesitan el cuidado infantil (por estudios, trabajo, incapacidad, etc.).

La ayuda financiera para el cuidado de niños está garantizada para las familias que son elegibles para recibir CalWORKs/TANF (welfare), un programa de asistencia social que brinda servicios y ayuda financiera a las familias necesitadas.

Pero California no es el único estado en el que las familias batallan para recibir este subsidio para el cuidado de niños. Es un problema que ocurre en todo el país. El gobierno federal aporta $5 billones de dólares para el Fondo de cuidado infantil y desarrollo (más las aportaciones de los estados). Un total de 1.6 millones de niños se benefician de los subsidios gracias a ese fondo. Pero para Blank, del National Women’s Law Center, eso no es suficiente, ya que solo uno de cada seis niños que son elegibles reciben la ayuda financiera para el cuidado infantil. “Es indignante”, aseveró.

Cabe la pena señalar que no todas las personas o lo centros certificados para cuidar niños aceptan los subsidios económicos que otorga el gobierno.

Subsidio para el cuidado de niños: un proceso difícil

Además de la escasez de ayuda financiera para el cuidado de niños, muchas madres encuentran el proceso para obtenerla y mantenerla, arduo y confuso. Es el caso de Jenniffer Maldonado, quien dijo que después de estar dos años en la lista de espera para recibir ese subsidio económico, le informaron que su familia no era elegible porque su esposo está estudiando una maestría.

“No entiendo por qué nos rechazaron la ayuda. Por un lado el gobierno quiere que la gente salga adelante para que ya no necesiten ayuda financiera, pero por el otro nos están atrasando si no nos apoyan”, dijo esta mamá quien nació en Nicaragua y vive en Estados Unidos desde pequeña.

Remley, del Departamento de educación de California, declaró que el subsidio se otorga a un padre de familia solamente durante los primeros 5 años de estudios universitarios, y muchos estudiantes de posgrado se pasan de ese tiempo. Añadió no estar de acuerdo con esa norma, ya que “la educación es la mejor indicación de que una persona saldrá adelante”. No obstante, “esas norman nos las han impuesto ya que se establecieron durante la pasada administración”.

Lourdes Alarcón de SFSU sí recibe un subsidio económico para cubrir los gastos del cuidado de sus niños. Sin esa ayuda, afirmó, le sería imposible acudir a la universidad de tiempo completo. Esta inmigrante, que tiene alrededor de 20 años de vivir en Estados Unidos, rompió en llanto al explicar el arduo proceso para recibir y mantener el subsidio.

Habló sobre las interminables horas que pasó llenando impresos (papeleo) y acudiendo a las oficinas para demostrar que era estudiante y que cumplía con todos los requisitos para seguir recibiendo el subsidio. “Es como tener otro trabajo. Cada vez son más los requisitos y también los reportes que uno tiene que llenar por cada minuto que recibe el subsidio. Pienso que es una manera de criminalizar y frustrar los esfuerzos de madres solteras que buscan la superación y el bienestar de sus familias”, manifestó.

Helen Blank del National Women’s Law Center, explicó que “hay tantas reglas y requisitos para obtener el subsidio para el cuidado de niños que se convierte en un proceso más complicado de lo que debería ser”. En parte lo hacen así, expuso, para prevenir el fraude, pero también es un proceso que es común en los programas del gobierno que ofrecen ayuda financiera.

No obstante, Blank reconoció que muchos estados están trabajando para que esos trámites sean más sencillos para los padres que soliciten ayuda para el cuidado de sus niños. Entre estos mencionó Colorado, Iowa y Washington.

Acceso a becas y otros recursos

Otro gran obstáculo para las madres inmigrantes latinas que desean convertirse en profesionistas es el alto costo de las universidades. Existen becas pero muchas las desconocen o el proceso para obtenerlas les parece complicado.

“El problema no es que no haya becas disponibles, lo que realmente sucede es que muchas veces las familias latinas no saben que existen o cómo encontrarlas. Y algunas de ellas piensan que la crisis económica acabó con las becas”, afirmó Olga Talamante, directora ejecutiva de Chicana Latina Foundation, una organización sin fines de lucro, ubicada en Burlingame en California, que otorga becas a estudiantes latinas.

Además, los estudiantes latinos son menos propensos a recurrir a recursos financieros como crédito tributario, ayuda para alimentos y servicios de seguro médico públicos. Esto de acuerdo a un estudio titulado Apoyo a los estudiantes latinos que acuden a universidades comunitarias: una inversión en nuestro futuro económico (en inglés), publicado en junio de 2013, por la organización sin fines de lucroExcelencia in Education.

La ayuda financiera por sí sola no es suficiente, se subraya en ese reporte. Todos esos servicios, aseguran, son necesarios para que los latinos de bajos ingresos y de primera generación (nacidos fuera de Estados Unidos), puedan completar sus estudios universitarios.

A Maldonado, Mills College le otorgó media beca para sus estudios y pidió un préstamo para pagar el resto. “Saldré de la universidad con una deuda fenomenal pero ni quiero pensar en eso”, dijo. Está en busca de otras becas.

Reducir la brecha educativa

Richard Fry, analista del Pew Research Center, dice que sí se ha visto un progreso en términos educativos en la población latina en los últimos 30 años, pero aún existen muchas barreras para reducir la brecha entre los latinos y otros grupos étnicos como los anglosajones o asiáticos, por ejemplo.

“El verdadero premio para los estudiantes latinos sería que concluyeran sus estudios universitarios”, consideró Fry. Señaló que alrededor de un 29 por ciento de latinos, entre 20 y 30 años, no han terminado el bachillerato (high school). Y cerca de nueve de cada 10 latinos, de entre 20 y 30 años, no han terminado una licenciatura. “Eso es algo verdaderamente problemático”, afirmó.

Según Fry, en los últimos años, grupos de expertos (en política pública, educación y aquellos que trabajan organizaciones no gubernamentales) enfocados en la población latina han puesto mucho énfasis en dos factores que creen podrían tener un impacto positivo en la educación de ese grupo. Uno es brindar más información sobre cómo funciona la universidad y su importancia. “Muchos inmigrantes desconocen el sistema educativo en este país, y por lo tanto no pueden ayudar mucho a sus hijos cuando estos van a universidad. Y eso los pone en desventaja académica frente a otros grupos de estudiantes”.

Las mamás están muy familiarizadas con el otro elemento que se considera podría beneficiar la educación de los latinos: un mayor acceso a programas de desarrollo temprano.

Iniciativa que podría beneficiar a las madres

En el proyecto presupuestario presentado por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para el año fiscal 2014, se incluye una iniciativa que, durante los siguientes 10 años, invertiría $75 billones de dólares en la expansión de programas públicos de educación preescolar para niños de 4 años.

Helen Blank del National Women’s Law Center reconoció que la iniciativa del presidente “es un buen paso pero no solucionaría las necesidades de todas las mamás”. Y es que son muchas las familias que necesitan cuidado infantil para bebés y niños pequeños, menores de 4 años. Dicha iniciativa destinaría solo 1 billón de dólares para servicios de cuidado infantil para niños más pequeños. Dicho presupuesto no ha sido aún aprobado por el Congreso.

Blank opinó que un cuidado infantil y una educación temprana de calidad tienen muchos beneficios para la madre, el niño y la sociedad en general. “Las madres, al saber que sus niños están en buenas manos, sufren menos de estrés y son más productivas”.

Iniciativas impulsadas por las madres

La coordinadora de Parent Voices en California, Mary Ignatius, mencionó algunas estrategias que las propias madres han implementado, para encontrar alternativas de cuidado de niños. Recordó que hace ya unos años, en el 2007, un grupo de mamás, entre ellas algunas de Parent Voices, lucharon por crear un centro de recursos para padres en Mills College.

Una mamá latina de esa universidad, Maricruz Alvarado, fundó un club de madres, y fue ahí donde surgió la idea de solicitar un espacio especial para ellas y sus familias. “En Mills tenían salas de estudio para varios tipos de estudiantes pero no para los padres de familia. Así que por más de un año luchamos para que se nos reconociera y nos dieran un lugar donde pudiéramos llevar a nuestros niños mientras estudiábamos o hacíamos tareas”, compartió Yen Do, una de las fundadoras de Mills Parenting Lounge, que hasta la fecha está en funcionamiento.

Ignatius contó que recientemente, en 2012, un grupo de madres estudiantes que pertenecen al grupo de Parent Voices en Sonoma, se reunieron para hablar sobre el estrés por el que estaban pasando debido a los exámenes finales. “Las mamás decidieron reunirse en un parque los fines de semana e intercambiar cuidado de niños. Un grupo cuidaban a los niños mientras las otras estudiaban y viceversa”.

Alarcón, la estudiante de SFSU, dijo que el apoyo que buscaba lo encontró en su propio salón de clases. “Otra mamá que era estudiante me ayudaba a cuidar a mis niños mientras yo hacía las tareas y estudiaba. Y por supuesto, yo hacía lo mismo por ella”. En SFSU no hay un espacio destinado para que los padres estudien.

Por su parte, Twiggy Damy, quien ha trabajado con grupos de padres en diversas organizaciones sin fines lucro en el Área de la Bahía, mencionó que una tendencia que ha visto en los últimos años para el cuidado de niños, son las escuelas y guarderías fundadas por los propios padres, llamadas “cooperativas”. “Los padres se turnan y trabajan ciertas horas como voluntarios. Estos programas se han convertido en una opción mucho más económica que las guarderías o prescolares privados”.

Motivaciones de las madres

La mayor motivación de las madres para estudiar son sus hijos, quieren ser su modelo a seguir y brindarles un mejor futuro. Wendy Monroy Gómez, quien reside en Sacramento en California, tomó un curso de dos años de asistente de enfermera pero quiere ingresar a la universidad para obtener el título de enfermera-partera certificada. “Lo hago por mis hijos, pero también por mí misma, porque quiero estar mejor educada. No quiero que pasen 40 o 50 años y me quede estancada haciendo lo mismo”, explicó esta madre mexicana de 27 años, quien vive en Estados Unidos desde pequeña.

Ignatius de Parents Voices, indicó que fue la crisis económica que azotó a Estados Unidos en el 2008, lo que impulsó a varios de los padres que pertenecen a su organización a capacitarse. “Al encontrarse desempleados, decidieron ingresar a la universidad para poder triunfar en un mercado laboral cada vez más competitivo”.

Los hispanos son uno de los grupos más afectados por la crisis económica. Sus altos niveles de desempleo lo demuestran. Según el Buró de estadísticas del departamento del trabajo de Estados Unidos, el desempleo entre hispanos en Estados Unidos llegó al 9.4 por ciento en julio de 2013 (casi el doble del porcentaje de desempleo en 2006, que era del 4.7). Eso se traduce en 2,366,000 latinos sin empleo. El promedio nacional registrado fue de 7.4 por ciento.

El deseo de superación y la importancia que las familias latinas le dan a la educación, sugiere el Pew Research Hispanic Center, es otro factor que ha motivado a los latinos a ingresar a la universidad. Una encuesta que ese centro de investigación llevó a cabo en 2009, encontró que un 88 por ciento de los latinos mayores de 16 años opinaban que, para salir adelante en este país, era necesario contar con un título universitario.

Lee ideas de otras mamás que estudian para equilibrar los estudios y la familia:http://espanol.babycenter.com/a25006475/

Erika Cebreros es la editora asociada de BabyCenter en Español (http://espanol.babycenter.com) y este artículo lo hizo gracias al apoyo de la beca titulada “2013 NAM Women Immigrants Fellowship”, otorgada por New America Media (newamericamedia.org) , una organización sin fines de lucro nacional que, entre otras cosas, publica noticias de los medios étnicos de Estados Unidos.

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