LAPD dice aprendieron un par de lecciones tras tiroteo en LAX

Charlie Beck, jefe de la policía angelina dijo que los retenes militares no son la solución para detener un ataque como el del pasado viernes

El jefe de la policía Charlie Beck dijo que le  gustaría ver más recursos federales y tener una  vigilancia coordinada.

El jefe de la policía Charlie Beck dijo que le gustaría ver más recursos federales y tener una vigilancia coordinada. Crédito: AP

Para el jefe de la policía, Charlie Beck, dijo que el tiroteo en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles (LAX) les dejó un par de lecciones: la triste realidad de que existen personas armadas y suicidas por lo cual nunca se puede estar 100% seguro y que el éxito de la seguridad dependen de la cooperación de las 75 corporaciones que existen en la región.

Durante su presentación mensual ante los medios de comunicación, Beck consideró que existen suficientes elementos armados en el LAX para actuar en una contingencia como la ocurrida el viernes pasado, pero que se requiere apoyo del gobierno federal para establecer un sistema electrónico de vigilancia en las aceras de las terminales.

“Me gustaría ver más recursos federales… requerir un sistema de seguridad electrónica y vigilancia coordinada… Se podrían instalar más cámaras de seguridad”, dijo Beck sobre la forma en que el gobierno federal, a través de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA), podría reforzar la seguridad en la central aérea.

Descartó que los retenes tipo militar puedan servir de mucho, ya que por el contrario entorpecerían las operaciones del aeropuerto y en lugar de facilitar el flujo de pasajeros a la gente tomaría bastante tiempo poder tomar una avión.

“Estamos viendo varias formas de reforzar la seguridad, pero eso no sería razonable”, reiteró sobre los retenes.

El viernes pasado un hombre entró armado al LAX y disparó contra agentes de la TSA, matando a Gerardo Hernández, un miembro de esa agencia federal que se dedicaba a revisar la documentación de los pasajeros.

Hernández, de 39 años de edad, era un inmigrante salvadoreño que se convirtió en el primer agente de la TSA que muere en cumplimiento de su deber.

El próximo martes, anunció Beck, se llevará a cabo un servicio masivo en memoria de Hernández, en el Sports Arena de Los Ángeles.

“Un individuo armado y suicida es casi imposible detenerlo, es una triste realidad de nuestra sociedad, nunca podremos estar 100% seguros”, comentó Beck. “Pero nuestra clave del éxito será trabajar de manera cooperativa con las casi 75 corporaciones que tenemos en esta región de 10 millones de habitantes”.

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