Michoacán bajo yugo templario

MÉXICO, D. F .— En menos de dos años los Caballeros Templarios han duplicado el control sobre municipios del estado de Michoacán hasta someter a por lo menos a 73; el Gobierno había reconocido la injerencia de los delincuentes solo en 31 para 2011.

Primero se revelaron las autodefensas, después los presidentes municipales, luego los curas y ahora los campesinos.

Denunciaron ante el secretario de la Reforma Agraria, José Carlos Marín, que “no pueden más” con el pago de extorsiones a los criminales, por limón o aguacate; por res, por metro cuadrado de terreno y hasta por tortillas.

Callaron por mucho tiempo como mecanismo de supervivencia, pero envalentonados por las múltiples voces de descontento salieron a dar la cara poco después de que el gobernador, Fausto Vallejo, reconociera que nadie les escapa.

“Es algo que debemos desterrar, uno de los grandes males que tenemos en Michoacán”, aceptó.

Hace una semana fue asesinado el alcalde de Santa Ana Maya, Ygnacio López. Según dijeron familiares, quien quería limpiar el municipio de malas prácticas.

Rafael García, alcalde de Coalcomán, reveló en abril pasado que los Templarios lo obligaron durante dos años a darles el 10% del dinero destinado a la nómina.

El grupo criminal que surgió como una escisión de La Familia Michoacana mantiene además estrategias para alejar a otros delincuentes como si fuera su monopolio.