Cinta ‘The Hunger Games: Catching Fire’ mejora a la original

El nuevo filme es una apuesta mucho más adulta, arriesgada y satisfactoria que la película previa, en la que vuelve a destacar la personalidad y carisma de Jennifer Lawrence.

El cambio de director repercutió en un estilismo visual más que logrado.

El cambio de director repercutió en un estilismo visual más que logrado. Crédito: Invision / AP

La primera entrega de ‘The Hunger Games’ introdujo unos personajes, asentó la historia en un par de ambientes opuestos, llevó a aquéllos a una aventura traumática y dejó la puerta abierta para una saga con posibilidades cinematográficas mucho más apasionantes que, por ejemplo, la de ‘Twilight’ que, artísticamente, nunca tuvo mucho qué decir.

Afortunadamente, y gracias al éxito comercial de la propuesta, los productores de ‘The Hunger Games’ decidieron no sólo inyectar más dinero en la continuación (la primera parte adolecía de unos efectos visuales ciertamente pobres), sino que también sustituyeron al director, pasando del correcto pero impersonal Gary Ross al mucho más interesante Francis Lawrence, quien tiene en su haber largometrajes como ‘Constantine’, con Keanu Reeves, o ‘I Am Legend’, con Will Smith. Es decir, un realizador conocedor del género fantástico y que también es capaz de manejar con cierta sabiduría visual el melodrama, tal y como demostró con Water for Elephants, protagonizada por Robert Pattinson, la estrella de, precisamente, Twilight.

Que el resultado ha sido satisfactorio lo demuestra el hecho de que Lawrence ya está rodando las dos siguientes partes de The Hunger Games, Mokingjay Part I, que se estrenará en un año, y Mokingjay Part II, que llegará en 2015.

En Catching Fire, la historia, basada en los libros de Suzanne Collins, acompaña a los dos personajes principales, Katniss (excelente Jennifer Lawrence) y Peeta (Josh Hutcherson) tras su victoria en Los Juegos del Hambre por los distritos de Panem que rodean al Capitol, todo ello gobernado con mano dictatorial por el Presidente Snow (Donald Sutherland). La intención de éste no es otra que mantener a los residentes sometidos a su autoridad mostrando que siempre hay una posible opción a una vida mejor si mantienen su sumisión. Pero Katniss, siempre desafiante, tiene otras intenciones en mente. La sublevación no ha hecho más que empezar. Las consecuencias serán dramáticas.

La saga The Hunger Games tiene muchos elementos a su favor: no sólo un relato de aventura y supervivencia que va más allá de una mera historia de amor (¿terminarán Katniss y Peeta juntos, o la pareja de la joven, Gale, interpretado por Liam Hemsworth, será quién conquiste su corazón?), sino también un reparto de secundarios ejemplar: a Sutherland, como siempre extraordinario (su conversación privada con Katniss es un ejemplo de diálogo bien llevado y tensión dramática), lo acompañan Woody Harrelson, Lenny Kravitz, Stanley Tucci (hilarante), Elizabeth Banks y, como novedad en esta entrega (y considerable acierto), Phillip Seymour Hoffman dando vida a quién parece ser un fiel servidor del Presidente Snow.

Pero en Catching Fire —clasificada PG-13 y que llega a los cines este jueves a la medianoche— lo que realmente triunfa es la puesta en escena de Lawrence, y cómo éste es capaz de combinar con mano férrea todo tipo de géneros: el melodrama, la aventura, el cine político, el género fantástico y el humor negro. Claro que el guión de Simón Beaufoy (‘Slumdog Millionaire’) y Michael Arndt (‘Toy Story 3’ y el nuevo episodio de ‘Star Wars’) se presta a retratar un mundo y unas situaciones muchísimo más emocionantes, trágicas e inquietantes que en la entrega previa, más limitada al género de acción.

La cita a ‘Star Wars’ no es casual. Catching Fire bebe considerablemente de The Empire Strikes Back, la mejor entrega de la saga creada por George Lucas, tanto en su tono como desarrollo. Es, realmente, el mejor halago que se le puede hacer.

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