Intransigentes critican pacto

El acuerdo, en general, ha sido bien acogido por los iraníes

El ministro iraní de Exteriores, Javad Zarif, en el Parlamento  hablaba del acuerdo nuclear en Teherán (Irán), ayer.

El ministro iraní de Exteriores, Javad Zarif, en el Parlamento hablaba del acuerdo nuclear en Teherán (Irán), ayer. Crédito: EFE

EDITORES: Reformula con nuevas declaraciones de funcionarios iraníes. Agrega firma y foto. Con AP Fotos.

TEHERAN, Irán (AP).— Políticos iraníes del sector más intransigente criticaron públicamente ayer miércoles el acuerdo alcanzado en Ginebra sobre el programa nuclear de la república islámica, un acuerdo que los iraníes en general han acogido con beneplácito.

El legislador Ruholá Hosseinian dijo que los términos eran tan vagos y condicionales que podrían llevar a la clausura del programa de enriquecimiento de uranio. Su colega Hamid Rasaei lo calificó de “cáliz envenenado”.

La mayoría de los legisladores apoyaron el acuerdo, destacando que alivia las sanciones impuestas por las potencias mundiales y les prohíbe imponer otras nuevas. La radio estatal transmitió en vivo el informe del canciller Mohammad Javad Zarif a los legisladores y las discusiones entre estos.

“Debemos decirle al pueblo qué hemos perdido y qué hemos ganado y por qué”, dijo Hosseinian en el recinto. “En la práctica pisotea los derechos de Irán al enriquecimiento… Las restricciones sobre el enriquecimiento de uranio en la última etapa y las limitaciones en la primera etapa significa que el enriquecimiento en Irán avanza hacia su autoclausura”.

El líder supremo, ayatolá Alí Jamenei, quien tiene la última palabra en todos los asuntos de estado, ha apoyado públicamente a los negociadores nucleares. Sin embargo, no ha detenido a los intransigentes que critican el acuerdo.

“Se le ha dado al pueblo un cáliz de veneno, pero [el Gobierno] trata de presentarlo como una bebida grata mediante la manipulación de los medios”, dijo Rasaei.

El canciller Zarif dijo que el acuerdo abrió grietas importantes en el régimen de sanciones e impide tanto al Consejo de Seguridad de la ONU como a las potencias mundiales imponer otras nuevas. El pacto, precisó, alivia las sanciones a cambio de que Irán reduzca su programa de enriquecimiento, pero le permite seguir haciéndolo por debajo del 5%.

Los partidarios del Gobierno han elogiado a Zarif como “embajador de la paz” y a las negociaciones como una victoria diplomática para el país. Algunos dicen que la reacción furiosa del premier israelí Benjamin Netanyahu demuestra que fue un triunfo.

Netanyahu dijo que el acuerdo constituía un “error histórico” que vuelve al mundo un “lugar mucho más peligroso”. Agregó que Israel no está obligado a respetarlo.

Israel cree que Irán trata de fabricar una bomba nuclear, y Netanyahu ha llamado al presidente iraní Hasán Ruhani un “lobo con piel de cordero.”

Hossein Shariatmadari, representante de Jamenei y director del periódico radical Kayhan, dijo que Irán ha concedido mucho y recibido poco a cambio.

“Este logro resbaladizo no coincide con el gran volumen de propaganda que se inyecta a la sociedad acerca de su importancia”, dijo Shariatmadari. “Lleva a asumir que el Gobierno no informa honestamente al pueblo”.

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