Aún estamos gordos

La obesidad sigue siendo un grave problema dentro de la comunidad hispana, pero hay esperanzas de un mejor futuro en la batalla contra este mal

Si la drástica disminución en la obesidad entre los niños de 2 a 5 años de edad, que ha sido anunciada recientemente, se mantiene como está, en unos 18 años se podrá decir que se ha reducido la epidemia de la obesidad.

Es absolutamente fantástico que los niños entre 2 y 5 años —y no en menor grado, sus padres— hayan comenzado a tomar decisiones más saludables en sus dietas.

Si estos niños pueden mantener su peso bajo control durante toda su adolescencia y vida de adultos —y hasta heredar buenos hábitos nutritivos y dietéticos a sus propios hijos— tendremos mucho que celebrar.

Pero hasta ese momento, el resto de nosotros seguimos en una situación desesperada.

Los niños, que esperamos hayan evitado el peso de una obesidad de por vida, representan una fracción muy pequeña del total de nuestra población. El veredicto sobre sus mayores es tan aterrador como siempre lo ha sido.

De acuerdo con los datos por parte de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, más de un tercio de los adultos y el 17% de los jóvenes en Estados Unidos son obesos.

En su conjunto, no ha habido cambios significativos en el predominio de la obesidad en infantes y adultos entre 2003-2004 y 2011-2012.

Y lo que es peor, ha habido incrementos en algunos sub-grupos, especialmente entre las mujeres de 60 y más años. Y ésas son las cifras globales.

Es muy bien sabido que las tasas de obesidad son aún mayores entre negros e hispanos —lo que constituye una bomba de tiempo para la salud, cuando esos dos grupos representen sectores mayores de la población.

A principios de la semana pasada, los National Health Institutes dieron a conocer conclusiones derivadas de la primera fase de su estudio denominado Hispanic Community Health Study/Study of Latinos, que es el mayor estudio de salud que se ha hecho sobre los hispanos en Estados Unidos hasta la fecha.

Las cifras son deprimentes.

Sobre la base de datos recogidos entre los años 2008 y 2011 de 16, 415 adultos hispanos que viven en Chicago, San Diego, Miami y el Bronx, Nueva York, el estudió halló que:

* Alrededor de un 40% de todos los adultos de entre 19 y 44 años son obesos, y casi la mitad de las mujeres de 45 y más años son obesas también.

* El número de participantes ya sea con pre-diabetes o diabetes aumentó a medida que aumentó el peso.

* Uno de cada tres participantes con diabetes no sabía que tenía la enfermedad.

* Sólo alrededor de la mitad de los hombres y mujeres afectados con diabetes tienen su diabetes controlada.

Según Martha Daviglus, la principal investigadora del estudio de Chicago, el conocimiento de la diabetes, las enfermedades crónicas que genera y los hábitos de salud necesarios para prevenirla deben mantenerse constantemente en el candelero.

“Ahora que hemos visto que muchos programas dirigidos a niños pequeños han tenido su impacto, debemos hacer lo mismo con grupos de adultos,” me dijo Daviglus. “

Solía ser que la comunidad médica decía que debía llevarse a cabo la prevención entre la gente de mediana edad y después entre adultos jóvenes, y ahora estamos hablando de la niñez.

“Lo que realmente necesitamos es iniciar la prevención de la obesidad desde antes de la concepción misma, ni siquiera durante el embarazo, sino mucho antes, cuando los hábitos de nutrición y ejercicio pueden impactar a ambos padres y a los bebés,” dijo.

En otras palabras, todo el mundo de todas las edades debe tener los conocimientos necesarios para mantener una nutrición básica y un peso saludable —objetivo que, en un país con una educación de Jardín de Infantes al grado 12vo. gratuita y asistencia médica cada vez más accesible, parece seductoramente muy simple.

Pero hasta los profesionales médicos obtienen poca educación sobre nutrición en su entrenamiento, mientras muchos padres no sólo no calculan bien cuántas calorías necesitan ellos, sino que tampoco calculan bien cuántas consumen sus hijos y cuál es su peso.

Aún así, los pequeños pasitos pueden convertirse en grandes zancadas y vale la pena celebrar hasta una reducción limitada a una franja pequeña de la población.

Aunque los programas de concientización del público, las llamadas a la acción de la comunidad médica y las campañas para escoger alimentos más saludables en tiendas y en restaurantes aún no han escogido como blanco a adultos de alto riesgo, de la misma manera como se han centrado en los niños, eso ya llegará cuando la obesidad alcance su zenit.

En algún momento, la conciencia de la obesidad entre los adultos, combinada con una mejor salud entre los jóvenes, podrían ser la causa de que esta nación se convierta en una más sana.

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Estrategias para tratar la obesidad
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