En un ‘top 50’ mundial

Juliet García aparece en la nueva lista de líderes mundiales de la revista 'Fortune'

AUSTIN, Texas.— Ser presidenta de la Universidad de Texas en Brownsville, en la frontera con México y en una de las zonas del país con menor renta por cápita, no ha sido un obstáculo para que Juliet V. García haya entrado en la lista de los mejores 50 líderes mundiales de la revista Fortune.

García, de 64 años, ha convertido en el último cuarto de siglo la frontera en una oportunidad: “Intentamos tomar una zona que mezcla lenguas, culturas y familias de ambos lados de la frontera y convertirla en una región muy competitiva y de rápido crecimiento”, explica en una entrevista telefónica con Efe.

La lista de Fortune, liderada por el papa Francisco, situará este abril en los quioscos a García en el número 27 de los mejores líderes del mundo por haber rediseñado las oportunidades de los hispanos en el sur de Texas y contribuido a la puesta en marcha el próximo año de una universidad para todo el valle del río Grande.

El Valle, en el extremo sur de Texas y fronterizo con México, tiene 1.3 millones de habitantes, más del 85% de ellos es de origen latino e incluye las dos áreas urbanas más pobres del país, según el Censo. En la Universidad de Texas en Brownsville, el 91% de los estudiantes es hispano.

La historia de superación de esta universidad en el sur de Texas se parece a la de su máxima responsable, que fue la primera generación de su familia en tener estudios superiores y, en 1986, la primera mexicanoamericana en presidir un centro universitario en EEUU.

“Generamos estudiantes perfectamente bilingües, biletrados y biculturales. Nuestro modelo es mejor que el monolingüe porque es global”, subraya.

Tener programas educativos en inglés y español es tan solo una de las ventajas de ser una universidad de la frontera, con la mayoría de estudiantes del sur de Texas pero también otros del norte de México.

“No hay nada negativo con los latinos. Al contrario: nuestras investigaciones demuestran que serlo es una tremenda ventaja porque los niños crecen desarrollando dos lenguas”, destaca.

“Nuestra forma de ser no es como si hubiéramos crecido en Austin ni en Ciudad de México, somos diferentes y más adaptables a cada situación. Podemos trabajar en ambos mundos, cambiar de kilos a libras, de millas a kilómetros.”

Del mismo modo, detecta una gran oportunidad en la ubicación geográfica, “en el epicentro de las Américas, entre el mundo en español y en inglés”, y la universidad ya tiene estudiantes de Colombia, Argentina y Brasil.

Eso sí, preguntada por las barreras que todavía existen en el extremo meridional de EEUU, admite que la inseguridad en el norte de México le hace un flaco favor a posibles estudiantes latinoamericanos y también lamenta el mayor control de las fronteras tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

“Nuestra gran esperanza es que nuestras políticas migratorias mejoren y que EEUU se vea a sí mismo como una nación que se relacione más con otros países en vez de estar a la defensiva”, opina.

Todas las respuestas de la directiva universitaria desprenden una insistente fe en la enseñanza como instrumento para transformar la sociedad y sostiene que, cuantos más graduados, más puntera será la realidad local.

“En los últimos 20 años, se graduaron en nuestra universidad 35.000 personas”, apunta. “Imagine lo que aporta esto a una comunidad, cuando se convierte a capital humano sin preparación en capital formado que quiere vivir aquí y criar aquí a sus familias.”

¿Y cuando el dinero es el problema para acceder a la universidad? García es consciente de la situación socioeconómica de la región, con las rentas más bajas del país y muchas familias sin ningún universitario en su genealogía, pero da dos cifras positivas.

Primero, hay miles de niños que siguen cursos de ajedrez en la zona, una formación que les ayuda a forjar desde chicos su intelecto; segundo, el 72 % de los estudiantes de la universidad recibe ayudas financieras del Gobierno federal.

Y añade que han intentado convertir los empleos a tiempo parcial del campus en oportunidades para los estudiantes de ganarse un sueldo, ya sea en la cafetería o en un laboratorio.

“Trabajando en el campus ganan unos dólares, pero también se implican mucho más en la universidad, conectan más con los profesores, se enteran más de becas e intentan entrar en escuelas de máster”, defiende.

Su sello educativo hará en 2015 un nuevo paso adelante: las dos universidades presentes en la zona se fusionarán bajo el paraguas de la Universidad de Texas en Río Grande, que incluirá una nueva escuela de Medicina.

Será, después de la Internacional de Florida, la segunda mayor universidad de servicio a los latinos del país, con más opciones a ayudas económicas.

La medicina, la física y la ingeniería serán algunos de sus pilares, anticipa quien ve México desde su despacho y que supo hace unos días que aparece en una lista internacional junto con el Papa, Bill Clinton y Angela Merkel, entre otros.

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