Dos lenguas de bandera

El idioma es lo que une al latino, ss su tarjeta de visita, ser bilingüe es nuestra identidad americana

La Cresta de la lengua

La pérdida de confianza en lo propio, o el no haber desarrollado nunca tal confianza, le hacen tropezar al hispano. La lengua es el terreno ideal para sembrar ignorancia siendo la carencia de criterio el peor compañero de viaje. Si le añadimos la crueldad de vender al precio que sea productos asociados al lenguaje, ahí ya se llega a la confusión total. ¿A quién creer su mensaje y por qué?

Duele cuando vemos que la Piedra de Rosetta, uno de los monumentos estelares de la historia de nuestra civilización, pasa a ser confundido con un curso para aprender lenguas. Así, el hito de descifrar la escritura jeroglífica egipcia pasa banalmente a ser asociado con una persona acomplejada por su ignorancia del inglés que imita a un conejo que roe una zanahoria. Unos tarareos torpes en inglés, tras un baño de lengua, empiezan a sonar a sinfonías egocéntricas; y el deseo de saber inglés lleva a querer deshacerse del propio nombre hispano. Tal como se presenta, dejar en ridículo a nuestra lengua es un daño colateral. Esta percepción del hispano y su lengua hay que erradicarla.

No se trata solo de que los medios propagandísticos cambien, a fin de cuentas su objetivo es atraer clientes y vender. Se trata más bien de presentar la realidad en igualdad de condiciones. La propaganda de un producto es eso: propaganda. Por otro lado, “tu cultura” y su aportación a este nuestro país es algo que está por encima de la especulación comercial.

La lengua es lo que une al latino. Es su tarjeta de visita. Ser bilingüe es nuestra identidad americana. Dejar de hablar español es pasar a ser menos. Y queremos ser más. Las falsas creencias pueden afectar nuestra imagen. Están los que piensan que los hispanos no quieren aprender inglés. ¿Conoce usted a alguien que rechace el inglés? ¿Qué lo desprestigie o desprecie? Yo lo que veo es que cuando se cuentan chistes de “cómo se dice esto o aquello en chino, en árabe, o en africano”, las respuestas son brutalidades racistas que sonrojan; en cambio, cuando se pregunta “cómo se dice ese algo en inglés”, las respuestas son tan respetuosas que se convierten en chistes blancos. Esto demuestra el respeto, y el complejo de inferioridad que produce, hasta subconscientemente, esto del inglés.

Curioso es también que todavía hay quienes creen eso de que para que sus hijos hablen bien inglés se debe dejar de hablarles en español. En algunos colegios han llegado a intimidar a los padres. Esto, que no es sino limpieza étnica pura y dura, debería estar penalizado. No es propio de una sociedad avanzada.

Circula todavía la falsedad de que basta con hablar el español en familia para que se perpetúe. Lo que en verdad se garantiza es terminar con nuestra lengua degradada. Y trasmitiendo en su declive que el español “no sirve”, o que sirve menos que el inglés. En un artículo reciente sobre los mitos de la enseñanza del español en EEUU un lector escribe que la educación bilingüe es mala “porque la cultura hispana no tiene nada que ofrecerle a nuestro país”. Esto no es de malinchistas sino de descastados. Tan confundido como Adán el Día de la Madre. Pobres madres.

Ser biculturales necesita de respeto, cultura y orden. Y colegio. Total, que a ver si a alguien se le ocurre promocionar la educación bilingüe, una educación que hace mejores ciudadanos.

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