Un año de frustración

Hace un año el Senado aprobó una reforma migratoria integral que, con su respaldo bipartidista, dio la esperanza a millones de personas de poder regularizar su situación legal en el país donde llevan muchos años laborando y construyendo su vida.

El proyecto de ley estaba muy lejos de ser perfecto, pero representaba la mejor oportunidad en décadas para actualizar un antiguo marco legal migratorio que no corresponde a las necesidades económicas estadounidenses, ni a la tranquilidad de la fuerza laboral inmigrante.

Lamentablemente, hoy la reforma está moribunda en la Cámara de Representantes. Durante 12 meses la mayoría republicana, especialmente sus líderes, mantuvieron viva la esperanza de que harían su parte aprobando la reforma. En realidad, lo único que hizo el presidente de la Cámara Baja, John Boehner, fue matar tiempo y desgastar la esperanza de millones de familias para cuidar la apariencia de su bancada. El colmo del descaro fue querer desviar la atención del ala más retrógrada de la Cámara, que domina el tema de inmigración, culpando a la Casa Blanca de no cumplir las leyes.

A la Administración Obama le cae una responsabilidad ante el actual estancamiento legislativo. Pero que no quede ninguna duda, la estocada a la reforma tiene nombre republicano.

No es que todos los republicanos estén en contra de la reforma. Por el contrario, sus aliados empresariales y religiosos están a favor del proyecto del Senado. El problema radica en la lucha interna republicana entre los populistas del Tea Party que se oponen a ella y, en este tema dominan la bancada mayoritaria en la Cámara Baja. Tienen una visión limitada por la ignorancia y el extremismo ideológico.

Este bloqueo de la reforma migratoria es un error autoinfligido que en su momento tendrá un precio electoral. No necesariamente porque el voto latino se volcará por quienes no los insultan, como ha ocurrido en este debate. Sino porque la mayoría de los estadounidenses quieren resolver el tema migratorio, con una legalización incluida, y está cansado del odio que surge del recinto legislativo en este tema.

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