Nombres Unisex ¿vía a un mayor éxito?

Las mujeres ocupamos un lugar muy importante en el mundo literario y es importante destacar el éxito que muchas escritoras femeninas tienen, pero también es interesante conocer las razones por las cuales muchas de ellas deciden utilizar nombres neutros o masculinos a la hora de publicar.

Joanne Rowling, mejor conocida como J.K. Rowling, es la autora británica de la famosa heptalogía de los libros del mundialmente famoso mago Harry Potter. Desde la publicación de la primera obra en 1997, Harry Potter y la Piedra Filosofal, hasta el último Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, todos y cada uno de los libros alcanzaron una inmensa aceptación del público (incluyéndome).

El éxito de las obras de Harry Potter dejaron cantidades exorbitantes de ganancias monetarias, no sólo por la venta de los libros, que para el año 2007 se estimaba alrededor de 400 millones de copias con traducciones a más de 65 idiomas, sino por sus adaptaciones al cine.

Lo que muy pocos saben, es el dato sobre el verdadero nombre de la famosa autora. Cuando la primera novela fue publicada, Christopher Little, quien fue su publicista durante 16 años, le pidió que usara iniciales en vez de su primer nombre para firmar el libro. La petición de Christopher se debió a que según éste, el libro podría no tener buena aprobación del público masculino por haber sido escrito por una mujer. A falta de un segundo nombre, Joanne agregó una “K” en memoria de su abuela, Kathleen, nombrándose así J.K. Rowling.

Pero esta no es la primera vez que la autora cambia su nombre por uno más aceptado por los hombres. En el 2013, publicó la novela de crimen y ficción El canto del cuco (The Cuckoo’s Calling), bajo el seudónimo de Robert Galbraith. Cuando la noticia fue descubierta, Rowling lanzó un comunicado donde expresa que hubiera deseado mantener el secreto por más tiempo, pues “haber sido Robert Galbraith ha sido una experiencia liberadora. “Ha sido maravilloso publicar sin promoción o expectativas y ha sido un placer puro recibir críticas de publicistas y lectores bajo un nombre diferente”. Aunque la novela estaba teniendo buena aceptación, después de que se reconociera a la verdadera autora, las ventas de El canto del cuco se dispararon.

Un poco parecida es la historia de la autora Erika Leonard, quien también es de origen británico y es mejor conocida como E.L. James, escritora de la célebre trilogía de la novela erótica Fifty Shades of Grey . Desde que se lanzó la primera obra digitalmente y de manera independiente en el 2011, el éxito que ha alcanzado es rotundo, siguiéndole Fifty Shades Darker y la tercera parte de la obra hasta el momento publicada Fifty Shades Freed, rompiendo récords en las ventas y sobresaliendo en las listas de libros bestsellers. Ahora, los lectores y lectoras de Fifty Shades of Grey esperan el estreno de la película en el 2015, la cual desde ya se sabe que será un hit de taquilla.

Se comprende la posición de J.K Rowling y la presión que tiene luego de haber creado al mago Harry Potter, pero me parece que la decisión de cambiar de nombre va más allá de publicar bajo anonimato. La ironía es que durante la historia muchas mujeres han hecho lo mismo que estas dos reconocidas mujeres. Los autores, por el simple hecho de ser hombres, no son juzgados y se espera que sus trabajos tengan aceptación y éxito. En cambio, las autoras, por el simple hecho de ser mujeres, tienen estampado un estigma social que no permite confiárseles un trabajo tan bueno o mejor que el de un hombre. Además, pone en evidencia la creencia de que las mujeres leemos menos o preferimos obras más lights, por lo tanto, me parece que los “consejos” de los y las publicistas a las autoras de cambiar sus nombres, no sólo es una discriminación contra las escritoras, sino contra las consumidoras de literatura.

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