La estrategia de deportar

Al final otra promesa acompañada por una desilusión, que costará alrededor de 70,000 deportaciones en el mejor de los casos. Esto si se cumple la nueva fecha de después de la elecciones legislativas para que el presidente Obama tome una acción ejecutiva sobre inmigración para aliviar las deportaciones.

El motivo del nuevo retraso es explicado como una acción para evitar la politización del tema antes de la elección de noviembre. Lamentablemente es tarde para cumplir con ese obejtivo.

El retraso de la decisión por parte de la Casa Blanca ya es en si un triunfo republicano en la politización del tema migratorio. El presidente demócrata que aseguró públicamente en junio pasado que para el fin del verano adoptará “recomendaciones sin más retrasos” en lo que sería una acción ejecutiva sobre inmigración, anunció ayer a través de fuentes anónimas que habrá otro retraso.

Ya no sabe que es peor, si el retraso o la manera en que se anuncia. Si son las separaciones familiares que van seguir ocurriendo en este período o la falta de valor de los demócratas para tomar un tema justo y defender sus principios en vez de esconderse asustados porque se habla de inmigración.

Parecería que los demócratas dan por sentado el respaldo incondicional latino en el campo migratorio, es cierto que hay diferencias reales entre los dos partidos. Sin embargo, para las 1,120 personas deportadas diariamente, demócratas y republicanos son lo mismo. Para ellos, ambos partidos en la actualidad usan la inmigración para una postura política que se refuerza con la separación de familias.

A esta altura es difícil creer que habrá una acción ejecutiva después de la elección. En ese momento se hará el análisis del resultado electoral, su impacto y luego a pensar en la elección presidencial de 2016 . Entonces se verá si un alivio de deportación entra en los planes políticos de un candidato presidencial y si este quiere pelear la campaña en el tema migratoria .

Es indignante que después de haberse aprobado una reforma migratoria en el Senado, un puñado de legisladores nativistas hayan dominado la discusión en Washington. Este era el momento para una reforma o una acción ejecutiva ante la reticencia republicana.

Quizás la gran diferencia es que estos conservadores —en su ignorancia sobre inmigración— están convencidos de estar en lo correcto mientras que la mayoría de los demócrata parece temerosa y dubitativa, como si un cambio migratorio no contara con un amplio respaldo en las distintas esferas socioeconómicas. Es lamentable que quienes están en el lado equivocado de la historia tenga menos agallas que los anti inmigrantes.

Hoy los inmigrantes indocumentados son sacrificables. No importa nada de lo dicho con anterioridad ni lo que es correcto e incorrecto, esa es la estrategia demócrata para la elección.

Los votantes latinos deben recordar toda esta historia de la reforma migratoria, de los responsables de su fracaso y de como un presidente que le ofende que le digan “el deportador en jefe”, no tiene inconveniente de seguir deportando a cambio de votos.

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