Con decepción pero hay que votar
Es cínico, inescrupuloso, contraproducente y solo ayuda a perpetuar la falta de poder político que solo se construye por medio de la participación y el voto
La administración del presidente Obama anunció recientemente que iban a retrasar la acción ejecutiva que daría alivio de la deportación a inmigrantes indocumentados que no tengan antecedentes criminales hasta después de las elecciones en noviembre. Como todos ustedes, estoy decepcionada y triste por lo que esto significa para nuestra comunidad. Pero cuando oí que algunos activistas latinos le están diciendo a nuestra comunidad hispana que no voten, me dio asco y cólera. ¡Debería darles vergüenza!
Es una irresponsabilidad decirle a nuestra gente que la frustración que sentimos debe conducir a la apatía y a la disminución de la participación política en lugar de hacer un llamado para que todos los latinos salgamos a votar y así incrementar nuestro poder político.
Yo sé que estamos frustrados y enojados, y sé que hemos esperado mucho tiempo por alguna acción sobre inmigración, pero no votar no es la solución. Es cínico, inescrupuloso, contraproducente y solo ayuda a perpetuar la falta de poder político que solo se construye por medio de la participación y el voto.
Es por esa falta de poder político que el Partido Republicano se sigue rehusando a darnos un voto sobre la reforma migratoria en la Cámara Baja. Porque los republicanos creen, basado en elecciones pasadas, que los latinos no vamos a salir a votar en grandes números para las elecciones de medio término y por consiguiente creen que no nos tienen que rendir cuentas. Por eso piensan que pueden darse el lujo de ignorarnos sin riesgo.
En el 2010, de acuerdo a Pew, tan solo el 31.2% de los votantes latinos elegibles salimos a votar, y en el 2012 el 48% de los votantes latinos elegibles o sea 11.2 millones de latinos salimos a votar, pero 12.1 millones se quedaron en casa. Si esos 12 millones hubieran salido a votar, que diferencia la que hubiéramos hecho.
De hecho, si los latinos que son elegibles para inscribirse a votar lo hicieran, y si los latinos que pueden votar votaran, los latinos podríamos cambiar quién tiene control de la Cámara Baja.
Hay suficientes latinos en distritos que pueden cambiar de manos, y suficientes latinos en distritos que Obama gano en el 2012 o perdió por menos de 2 puntos, que si todos saliéramos a votar, la Cámara Baja podría estar en juego.
Nuestra voz es nuestro voto. Mientras celebramos el mes de la herencia hispana en septiembre y octubre, qué mejor manera de honrar nuestro legado que trabajando para empoderar políticamente a nuestra comunidad y asegurar que los latinos seamos tomados en serio. No dejemos que nuestra frustración se convierta en debilidad. En lugar, convirtámosla en poder político para que políticos no puedan nunca más darnos la espalda.