Miedos de los que no hablamos

Let’s face it: hay miedos de los que no nos atrevemos a hablar con prácticamente nadie. Y me refiero a miedos que no tienen nada qué ver con el Halloween que se aproxima, sino a miedos tan reales que hasta puedes pensar que son absurdos… pero no.

Sin embargo, tener miedo es una reacción humana que no deberíamos ocultar, al contrario: deberíamos agradecer que somos capaces de sentir miedo, porque el miedo nos ayuda a salvar situaciones difíciles e incluso, la vida. Y cada miedo tiene su origen, ocurre que a veces es complicado identificarlo.

Estos son algunos de esos miedos rutinarios de los que a veces ni hablamos, pero que necesitamos reconocer:

  • El miedo a las crisis de pareja. En toda relación humana hay momentos de poca comunicación, malos entendidos o diferencias. Más que temer a una situación como ésta, lo mejor que puedes hacer es evitar que una crisis crezca como una bola de nieve. La crisis es un momento para realizar un cambio y hay que buscar el que sea mejor para ambos.
  • No cumplir las expectativas de los demás. Es muy común que desde pequeñas estemos marcadas por los planes de nuestros padres o nuestros maestros; y  más tarde por los de nuestras parejas e incluso nuestros jefes. Si el temor a fallar en cierto ámbito de la vida se origina en lo que pensará “X” persona sobre ti, cuidado: esforzarte por complacer a los demás es la mejor manera de alimentar tu frustración.
  • Perder un ser querido. Éste es uno de los miedos más naturales, pero de los que menos hablamos. Preferimos ni pensar en ello. Como la muerte es quizá el único hecho seguro de la vida, lo mejor es expresar nuestro amor y agradecimiento a quienes amamos, en todo momento, sin dudar.
  • Miedo a morir. Naturalmente tememos a lo que desconocemos. No sabemos lo que ocurre cuando morimos, aunque hay muchas teorías al respecto, pero para que este miedo no te consuma lo mejor es resolver tus problemas, conflictos y asuntos pendientes tan rápido como sea posible, así al menos sabrás que tu incertidumbre no será un problema de los demás cuando tú no estés.

Hay miedos que nos paralizan, eso es cierto. Pero para evitarlo primero debemos admitir que sentimos miedo, enfrentarlo face-to-face y, al reconocerlo en su extensión, trabajar en lo que podemos hacer para que ese miedo se convierta en una oportunidad de crecimiento y no en un lastre. Ahora cuéntanos sobre tus miedos.

Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain