Los padres que se niegan a vacunar a sus hijos contra la polio

300.000 niños en Pakistán no han sido vacunados contra la polio, según la ONU. La BBC fue testigo de la negativa de muchos padres que denuncian a las campañas de vacunación como una conspiración de Estados Unidos.

Desde enero se han registrado más de 200 casos de polio en Pakistán.

Se trata del nivel más alto de infecciones en cerca de 15 años, pero a pesar de ello, no todos los padres quieren vacunar a sus hijos para protegerlos de la enfermedad.

Abrar Khan, de 26 años, sale a la calle en Baldia, un barrio pobre de la ciudad de Karachi.

Anda con muletas y avanza con cuidado, intentando evadir baches o charcos de agua sucia en callejones angostos rodeados de casas pequeñas.

Khan contrajo polio cuando tenía tres años y ahora integra un equipo dedicado a cambiar la mentalidad de las familias que se niegan a inmunizar a sus hijos.

Muchos en Pakistán creen que las campañas de vacunación son una conspiración de occidente para esterilizar a sus niños. Ése es el mensaje que el Talibán ha estado difundiendo durante los últimos 10 años.

En 2012 los militantes del Talibán ordenaron suspender las campañas de vacunación en zonas tribales del oeste del país en respuesta a los ataques de Estados Unidos con drones.

Desde entonces ningún niño ha sido vacunado en esa region. Y el resultado, según la agencia de la ONU para la infancia, Unicef, es que cerca de 300.000 niños no han sido vacunados en los últimos dos años.

La mayoría de los residentes de Baldia provienen de zonas tribales de Pakistán y se niegan a que sus niños sean inmunizados.

Ésta es una region considerada de alto riesgo y veo claramente por qué. No hay red de saneamiento.

Mientras camino por las calles estrechas paso junto a una cloaca al aire libre que atraviesa un area residencial.

E incluso antes de verla puede olerse desde lejos esta alcantarilla abierta llena de excrementos y basura en descomposición.

En estas condiciones la polio se expande fácilmente, pero eso no impide que una decena de niños juegue en este ambiente contaminado. Todos parecen ser menores de cinco años.

Khan y sus compañeros son escoltados por policías armados. Sin esta protección el equipo no puede hacer su trabajo.

Muchos trabajadores de la salud y policías han muerto durante campañas de vacunación en Pakistán. En esta misma localidad hubo un tiroteo la semana pasada.

Golpeamos la puerta de una casa y una mujer anciana nos atiende, rodeada de cuatro niños curiosos.

“Ninguno de los niños de nuestros vecinos ha sido vacunado”, afirma. “¿Por qué quieren vacunar a mis nietos? Yo no estoy de acuerdo con esto, no les tengo confianza”, nos dice con ira mientras indica con un gesto que se acabó la conversación.

Khan va a la casa vecina. Un hombre parado en la entrada comienza a gritarle. “Mis hijos no necesitan esto. Déjenlos en paz. ¿Por qué polio? ¿Por qué no se preocupan por otras enfermedades?”, dice.

Khan responde con calma: “Estamos tratando de eliminar la polio. Queremos probar que esto es posible”.

Pero el hombre vuelve a gritar: “¿Mostrar a quién? ¿A Estados Unidos? ¡No me importa lo que piense Estados Unidos!”.

La gente comienza a congregarse alrededor del hombre que sigue exclamando: “¡No confío en ustedes!”

Khan no se da por vencido. Toma un folleto con el texto de una fatwa, un decreto religioso de un clérigo que aprueba la vacunación contra la polio.

“¿Qué es esto?” dice el hombre, aún más agitado. “Yo no puedo leer, ¿por qué me da esto?”

Finalmente el hombre dice a Khan que se marche y cierra la puerta de un golpe.

Mientras nos alejamos de la casa Khan explica: “Trato de hablarles de diferentes maneras, pero no quieren escuchar. Incluso les digo, mírenme a mí, yo soy una víctima de la polio. Sus hijos podrían acabar como yo”, dice apuntando con la mano a sus piernas.

Puedo escuchar la frustración en su voz: “Este hombre está haciendo algo muy injusto a sus hijos al negarles la vacunación. Los está conduciendo hacia la discapacidad de por vida. Es el peor enemigo de sus niños”.

La negativa de los padres y la influencia del Talibán no son las únicas causas del aumento en los casos de polio en Pakistán. Algunos observadores hablan de otro factor: la mala gestión por parte del gobierno.

Un informe reciente describió al programa oficial contra la polio como “un desastre”. Las autoridades tardan demasiado tiempo en organizar las campañas de vacunación, que además son ineficientes, según el reporte.

Los propios trabajadores de estos programas oficiales tienen demasiado trabajo y son mal pagados. Algunos me dijeron que deben esperar durante días por la escolta de seguridad.

El resultado de todos estos factores es que en lo que va del año más de 200 niños contrajeron polio. Estamos hablando de más de 200 familias que ven sufrir a un ser querido por una causa que podría haber sido fácilmente prevenida.

Al final de un largo día Khan me invita a ir a su casa a conocer a su familia. Se casó recientemente y en su casa están su esposa y otras mujeres, hermanas de Khan o de su pareja.

En total hay siete familias que viven en la misma casa con un total de 26 niños.

“¿Cuántos hijos te gustaría tener?”, pregunto a Khan. “Tres, si Dios quiere”, responde. Y agrega con una sonrisa: “Es seguro que los vacunaré”.

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