Jets despiden a Rex Ryan

El fin de la era Ryan barre también con el gerente general del equipo John Idzik

El capítulo de Rex Ryan en el timón de los Jets escribió su punto final.

Confirmando rumores que se cocieron durante toda la temporada, el entrenador en jefe de los Gang Green se llevó consigo al gerente general John Idzik.

Ya medios habían reportado que Ryan había limpiado su oficina la semana pasada anticipando lo que era un secreto a voces que hasta él mismo escuchaba.

Ryan dirigió a los Jets por seis años. Su comienzo era esperanzador para los aficionados del equipo verde de la Gran Manzana, quienes soñaban con el juego de Mark Sánchez como su mariscal de campo.

Ryan, un amante de los reflectores, se ganó el cariño de la afición desde su llegada gracias a su carácter atrevido y sus promesas de aterrizar a los Jets en el Super Bowl. Y casi lo logra.

Con Sánchez como mariscal de campo, el equipo de Ryan llegó en dos ocasiones consecutivas al Juego de Campeonato de la Conferencia Americana. El cielo les quedaba chico a esos Jets de las temporadas 2009 y 2010.

Pero la tragedia de Ryan se escribió cuando le apostó ciegamente la posición de quarterback a novatos al mismo tiempo que la mano de Idzik, que llegó a la organización hace dos años, enflacó la nómina, cortando el talento que había llevado a los Jets a cielos prósperos.

Cuando Sánchez jugó su peor ovoide, Ryan trajo a Geno Smith, un jovencito recién graduado de la Universidad de West Virginia. Pero el novato tampoco funcionó.

Fue entonces que recurrió al plan Vick.

Ryan trajo a su equipo al veterano Michael Vick en 2013 para ser mentor del joven Smith que, no obstante, batalló bastante al inicio de esta temporada.

Vick mostró algo de su juego de antaño en sus tres apariciones como titular, acumulando 604 yardas por aire tras completar 64 de 121 pases. Por tierra, corrió para 153 yardas, la cuarta mejor marca del equipo este año.

Pero el entrenador se hundió con su barco. Regresó a Geno al puesto titular y selló el destino de esta campaña.

El destino quiso que el que pintaba para ser el entrenador más exitoso de la historia de los Jets fuera el que, en cambio, le entregara su peor temporada en la historia.

Ryan condujo a los Jets del 2014 a una marca de 4-12, que incluyó una racha de ocho derrotas consecutivas.

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