Análisis: Manning pudo haber tenido su partido final

Y hasta cierto punto, si ese fuese el caso, sería un final digno de un grande.

No es que perder en los playoffs, cuando lo único que importa es seguir con vida y aspirando al Super Bowl, sea para estar satisfecho, mucho menos para alguien con la estatura de Manning. Pero caer luchando en playoffs y contra un equipo de clase con el cual se convirtió en leyenda, no suena tan mal.

El Peyton Manning de los pasados seis juegos no fue el mismo de principios de campaña; no fue el mismo de siempre. Y honestamente, jugando a ese nivel, no tiene futuro en una liga tan dura.

Ni siquiera el gran Peyton, el hombre que se prepara como nadie y el que mejor manipula las jugadas en la línea de golpeo, puede ser un pasador dominante cuando las dolencias físicas le limitan.

El lunes se reportó que la lesión de muslo que Manning sufrió a mediados de diciembre en un partido en San Diego, terminó siendo un desgarre del cuadríceps femoral de la pierna derecha, el músculo más grande del cuerpo humano.

A dos meses de que cumpla 39 años de edad y recordando aquella compleja lesión de cuello que le marginó en 2011, Manning enfrenta un futuro más desafiante que nunca si decide continuar.

Por el momento, él no quiso comprometerse a volver en 2015. Tras el partido del domingo, evitó hablar de su futuro no obstante que le quedan dos años de contrato con Denver.

Ver a Manning lanzar contra los Colts fue algo casi penoso. Afectado por una lesión de muslo, Peyton tuvo muchas dificultades para tratar de meter pases de más de 15 yardas, completando sólo 2 de 12 de esos intentos, según datos de ESPN.

Las preocupaciones sobre Manning en realidad empezaron antes de la lesión. Con frecuencia se le vio hacer lanzamientos sin fuerza y con mala espiral, y en sus últimos seis partidos sólo totalizó seis pases de touchdown.

Por supuesto, es posible que Manning se recupere de la lesión y, como lo hizo antes tras su lesión de cuello, regrese listo para otra temporada. Pero la percepción el domingo fue de pesimismo. Su lenguaje corporal en el campo, sus declaraciones tras el juego y el posterior anuncio de que John Fox ha dejado de ser el entrenador de Denver, hacen prever que al menos su ciclo con los Broncos llegó a su fin.

Y si ese es el caso, entonces será tiempo para hablar de su legado.