Los Padres de San Diego son unos vecinos incómodos

Unos Padres renovados amenazan la hegemonía de los Dodgers en el Oeste de la Nacional

Los 'vecinos incómodos' durante una bronca en Petko Park.

Los 'vecinos incómodos' durante una bronca en Petko Park. Crédito: Denis Poroy / Getty Images

El ruido de remodelación proveniente de la casa de su vecino debería de comenzar a quitarles el sueño a los Dodgers de Los Ángeles.

Los Padres de San Diego, el eterno ‘patito feo’ dentro de la División Oeste de la Liga Nacional, iniciarán la temporada 2015 como un serio contendiente al banderín.

Desde que en 2007 Bud Black tomó el puesto de manager, la escuadra sandieguina solamente ha disfrutado de dos temporadas ganadoras (2007 y 2010).

Cambios constantes en la gerencia general, un plantel casi siempre modesto, así como cierta inestabilidad por la venta de la franquicia hace dos años al grupo encabezado por los hijos del ex dueño de los Dodgers, Peter O’Malley, son factores que se reflejaron en el terreno de juego.

Con A.J. Preller como su gerente general, apoyado por los propietarios del club para cambiar el rumbo del equipo, los Padres se han convertido en una verdadera amenaza para arrebatarle a los Dodgers la supremacía de su división.

La remodelación inició precisamente quitándole a los Dodgers una de sus piezas más valiosas. En el receso de temporada, los Padres contrataron los servicios del jardinero Matt Kemp.

La firma del ex guardabosque candidato a ‘MVP’ de la Liga Nacional fue seguida por una cascada de contrataciones que han cambiado el rostro de la franquicia.

San Diego obtuvo a Wil Myers y Justin Upton para de esa manera constituir una verdadera tercia de ases que patrullará las praderas de San Diego.

Con los jardines cubiertos por tres guantes confiables, que además tienen gran poder al bate, los Padres prosiguieron reforzándose.

Su cuerpo de relevistas, lo mejor que ha tenido el equipo en temporadas anteriores, se vio apuntalado con la contratación de Brandon Maurer, proveniente de los Marineros.

Las incrustaciones de Derek Norris en la receptoría, y la de Will Middlebrooks en la tercera base, son parte de la remodelación.

Por si eso fuera poco, la franquicia de San Diego anunció ayer el contrato más grande que jamás le haya otorgado a un pelotero.

Con un convenio de cuatro años por 75 millones de dólares, los Padres hicieron oficial la firma del pitcher abridor James Shields.

“Creo que en el campo de entrenamiento vamos a tener que utilizar etiquetas con nuestro nombre”, bromeó el segunda base de los Padres, Jedd Gyorko, en relación a la cantidad de caras nuevas que han llegado al club.

“La reestructuración de nuestro equipo ha sido radical”, dijo el mánager del equipo Bud Black, en relación a los 11 nuevos jugadores que tiene con respecto al roster de 25 peloteros con el que cerró la campaña de 2014.

La llegada de jugadores de gran calibre a San Diego no ha pasado desapercibida por los apostadores.

En Las Vegas, los Padres pagaban en diciembre 60 a 1 para ganar la Serie Mundial, hoy sus momios están 18 a 1.

“Para que una transformación tan profunda suceda es necesario tener el compromiso de toda la organización”, comentó Black, quien tiene marca de 617-680 en sus ocho temporadas como piloto de los Padres.

El cúmulo de contrataciones ha hecho que la nómina de los Padres rebase ya los 100 millones de dólares, cantidad importante pero que todavía se queda muy atrás de los 239 millones de dólares de los Dodgers.

Aunque la diferencia en nómina es considerable, la diferencia en calidad de peloteros no parece ser tan abismal entre San Diego y Los Ángeles.

La presencia de Kemp, Myers y Upton en el lineup, aunado a una muy buena rotación de pitcheo encabezada por Shields, y en la que también resaltan los brazos de Andrew Cashner, Tyson Ross e Ian Kennedy, hacen de los Padres un rival a vencer de los Dodgers.

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