Artesana angelina repara con amor los ‘Niños Dios’

Para la artesana Christina Parodi las esculturas son bebés y no simples figuras de yeso

Christina Parodi repara una imagen del Niño Dios en su taller en Boyle Heights.

Christina Parodi repara una imagen del Niño Dios en su taller en Boyle Heights. Crédito: Aurelia Ventura / La Opinión

@MarveliaAlpizar

¿Cuántos de nosotros no hemos padecido tratando de arreglar una imagen de yeso que se quiebra justo antes de una festividad religiosa? En la ciudad angelina hay una mujer que usa su arte para dejarlos como nuevos.

Para Christina Parodi, arreglar un niño Dios no solo implica restaurar sus partes rotas sino tratarlo con amor, como si fuera un bebé.

Desde hace 15 años, Parodi se encarga de restaurar imágenes del niño Dios en su tienda ubicada en el Mercadito de Los Ángeles ubicado en Boyle Heights. Personas de distintas partes del centro de la ciudad y lugares más lejanos, como Santa Ana, Bell Gardens o del Valle, llevan sus imágenes a su puesto Linda General Store, para que Parodi las deja como nuevas.

“Yo siento más sentimiento cuando me los traen quebraditos. A veces llegan bien sucios y limpiarlos quita tiempo pero a mí no me importa porque quiero que salgan bien bañaditos y adornaditos”, dice contenta. “Yo los lavo con jabón de bebé y les echo agua bendita”.

Al principio Parodi no sabía si dedicarse al oficio.

“Nunca pensé en que me dedicaría a esto. Mi esposo fue el que me motivó ‘es bonito, vamos, ándale’, me dijo. Yo no quería hacerlo hasta que lo sintiera de corazón”, dijo Parodi, quien es oriunda de Michoacán, México. “Siento que es un don que me ha dado Dios”.

Parodi pega piezas rotas pero también las elabora, como el dedo que le faltaba a un niño Dios que le llevaron Franco Muñoz y Dolores Cuevas, de La Habra. Ambos habían sido escogidos como padrinos para mecer al Niño en Navidad, pero como le faltaba un dedo cuando se lo prestaron, querían entregarlo arreglado.

“Soy devoto del niño Dios. Para mí no es solo una imagen sino un bebé”, dijo Muñoz. “Nunca había apadrinado a un niño antes y me sentí muy bien. He escuchado que muchas veces no es el padrino quien escoge al niño sino al contrario”, añadió el joven, quien creció con ésta tradición trasmitida por sus padres.

Pero además de Niños Dios, Parodi, de 69 años, también se dedica a reparar otras imágenes, como el Sagrado Corazón de Jesús que llevó Moisés Montaño Barajas. Era un regalo de su madre al que se le había quebrado un brazo en una mudanza.

Parodi ha arreglado figuras de hasta tres metros y de otros materiales, como fibra de vidrio. Aunque recibe clientes durante todo el año, los meses de noviembre, diciembre y enero son los más ocupados para ella.

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