Entre Rizos y Calderos: mascarilla milagrosa
Hola chicas, muchas veces nos ahogamos en un vaso de agua, como dice mi mamá, cuando del cuidado de nuestros rizos se trata. Nos volvemos locas buscando los últimos productos y las supuestas mejores marcas, cuando casi siempre las soluciones a nuestros problemas rizados están en nuestras cocinas entre los calderos.
Hay tantas recetas que podemos hacer con las cosas que aparecen en la despensa de nuestra cocina y hoy aprenderemos hacer una de mis favoritas con tan sólo tres ingredientes: aguacate, miel y aceite de oliva.
Uno de los problemas más comunes entre las chicas con rizos es la resequedad crónica, problema que se soluciona con esta mascarilla. La miel es un humectante y emoliente natural, que atrae la humedad, algo muy positivo para las chicas rizadas. El aceite de oliva ayuda a sellar esa humedad y suavizar el cabello. Por último el aguacate contiene vitaminas A, D, E y potasio y es fácilmente absorbido por el cabello (y la piel). Esta power fruit suaviza, restaura, y fortalece los rizos. Juntos, estos ingredientes son la combinación perfecta para lucir un cabello saludable y con muchísimo brillo.
Receta:
En una licuadora mezcla 4 cucharadas de miel, 2 cucharaditas de aceite de oliva, y la mitad de un aguacate mediano. Licua esta mezcla hasta que esté totalmente cremosa. Luego de lavar el cabello, se debe aplicar la mezcla por secciones y cubrir con un gorro de plástico por 30 minutos. Se puede modificar la cantidad que se use de cada ingrediente dependiendo de la cantidad y grosor del cabello.
Esta mascarilla la puede utilizar las chicas lacias (naturales o con químicos) ya que aportará muchísimos beneficios para nutrir, hidratar y restaurar el cabello. Para las que tienen el cabello muy graso, es recomendable aplicar esta mascarilla antes del lavado (siempre con un champú libre de sulfatos).
Tengo muchísimas recetas que continuaré compartiendo con ustedes en el transcurso de las semanas y mientras las van probando, no olviden de compartir con nosotras cómo les fue ¡entre sus rizos y calderos!
