Mujeres reales…somos todas
Con todo y lo que apoyo la libertad de expresión y el pensamiento crítico (ambas cualidades que me han metido en problemas más de una vez) el extremo de insatisfacción en el que vivimos actualmente me aburre. Si bien es cierto que nadie es monedita de oro para caerle bien a todos, parece que el mundo entero vive en las redes sociales para expresar su continuo descontento. Ese el caso del término “mujeres reales”.
El término “Mujeres reales”, “real women” comenzó a ser implementado en oposición a las imágenes de chicas extremadamente delgadas o con exceso de Photoshop que nos han venido alimentando por años el mundo del modelaje, las pasarelas y las campañas publicitarias. La premisa “las mujeres de verdad no nos vemos así”. Cuando entre un 85 y un 90% de las mujeres del mundo tienen celulitis, y el estiramiento de la piel (así no todas tengamos hijas, todas crecemos y muchas hemos engordado o adelgazado en algún momento de nuestras vidas) ha dejado estrías en casi todos los cuerpos, es natural que nos cueste identificarnos con la imagen de mujer tipo Barbie que insiste en mostrar la publicidad tradicional. Hasta ahí vamos bien.
El asunto, sin embargo, es que las mujeres flacas (y no estamos hablando de desordenes alimenticios) existen, como también existen aquellas bendecidas por la genética y adeptas al ejercicio que no tienen muestras evidentes de las terribles señora celulitis y estrías. Las chicas talla 0 son tan reales como las talla XXL, como lo son también aquellas que se han hecho cirugías plásticas, quienes se levantan horas más temprano para hacerse contouring y quienes eligen no ponerse una gota de maquillaje en la cara. A quienes no se vieron reflejadas en el concepto de “mujeres reales” les dio rabia, con toda la razón. No hay forma posible de decir nada sin recibir críticas automáticas de alguno de los frentes.
Ahí está el asunto. En la medida en que las personas son más críticas de los contenidos que consumen y buscan acercarse a mensajes con sentido que les hablen a ellos de manera específica, los términos generales no pueden ser usados a la ligera. ¿Qué nos hace mujeres reales? El vernos a nosotras mismas como tal. Así de simple: con o sin maquillaje; con unas libras de más o unas de menos; las que deciden ser mamás y las que no; las que trabajan y las que se quedan en la casa; las que cocinan y las que se les quema hasta el agua; las que nacieron mujeres y aquellas que se identifican con el género. “Mujeres reales” somos todas.
