El búlgaro que le ganó a Floyd Mayweather Jr. (Video)

Floyd Mayweather Jr. (der.) no pierde un combate desde Atlanta 1996.

Floyd Mayweather Jr. (der.) no pierde un combate desde Atlanta 1996. Crédito: Getty Images

Crónicas de contrastes. De ayer y de hoy. El rostro de Floyd Mayweather Jr. cuando el réferi de aquella pelea, frente a Serafim Todorov, levantó su mano como ganador y un segundo después rectificó para declarar ganador al búlgaro. Fue la última vez, hace casi 20 años, que el polémico guerrero de Las Vegas perdió una pelea.

El tirón del tiempo nos lleva hasta Atlanta ’96, con la efervescencia de los Juegos Olímpicos de verano. Un hervidero diez mil atletas y 15 mil periodistas.

El sueño invencible del oro olímpico y entre todos aquellos que se asombran de ver al mítico Muhammad Ali, encendiendo el pebetero hay un jovencito que sueña con llegar a ser campeón. Su nombre: Floyd Mayweather Jr. Por una vez en su vida, no le alcanzó y el cuarto del clan Mayweather debió conformarse con una medalla de bronce.

Contrastes en la vida y en la piel. Tanto como que Serafim Todorov, quien perdió la final por el oro ante el tailandés Somluck Kamsing, vio transcurrir su carrera en medio de total opacidad y nunca pudo hallar la manera de hacerse con un lugar en el ámbito profesional para salvar a su familia.

Era un héroe de un país pobre que arrastraba las angustias y frustraciones del desplome socialista en la Cortina de Hierro y aún más allá. “Tenía entonces 26 años y él [Mayweather] 19… era muy joven”, dijo recientemente Todorov al rotativo New York Times. En contraste, Floyd Mayweather Jr., de la mano de su apellido y al amparo del poder del mercado, llegó a ser 11 veces campeón en distintas categorías. Luego también pudo trasladar su prestigio a su cuenta bancaria.

Todorov, ahora con 45 años, vive en una villa pobre y subsiste con 435 dólares al mes, de los que toma una parte para pagar una cuota por su auto, un modesto Volkswagen Polo.

La vida les cambió mucho a ambos, tal vez demasiado. Mayweather presume su colección de autos de lujo y cobra 45 millones por una hora de trabajo cada seis meses. 100 millones por año y ante Pacquiao, el 2 de mayo, se llevará a casa más de 150 millones.

La noche en la que venció en Las Vegas a Shane Sugar Mosley, le preguntaron a Mayweather -y no pudo recordar- el nombre del último hombre que lo había derrotado. Tampoco recuerda que de aficionado disputó 90 peleas con 84 victorias y seis derrotas.

El camino de contrastes que les ha tocado vivir, nunca cruzó de nuevo sus caminos y por eso Todorov no hace parte del mundo de luces, opulencia y millones de Las Vegas. Sus recientes empleos han sido como chofer privado, dependiente de una tienda de comestibles y operario en una fábrica de salchichas.

Vive dignamente, pero apenas puede mantener pobremente a su familia. La tiranía del tiempo se ha encargado de que nadie lo recuerde, aunque por unas semanas y en la recta final de la carrera perfecta (47-0) de su rival del verano de Atlanta en 1996, lo visiten para entrevistarlo por haber sido el último hombre que derrotó a Mayweather.

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