Cómo planificar para sobrevivir a un desastre
Uno nunca sabe qué le depara el camino de la vida. ¿Qué sucedería si fuese víctima de un desastre, de pequeña o de gran magnitud?

Si uno considera que nunca sabe cuándo tendrá una emergencia, lo mejor es prepararse. Crédito: Shutterstock
Elaborar un plan financiero excelente lo obliga a aplicar dos habilidades opuestas: por un lado, debe centrarse específicamente en su objetivo último, sea éste tener una jubilación holgada o acumular un determinado patrimonio; y a la vez debe ser flexible para superar los inexorables obstáculos que surgen en la vida. ¿Cómo puede hacer para equilibrar ambas cosas? ¿Qué herramientas financieras pueden resultarle más útiles?
Hace tiempo reflexionaba sobre las vacaciones de primavera y recordé cuando Indiana, el lugar donde vivo, fue azotada por los terribles tornados Palm Sunday de 1965. En menos de doce horas, docenas de tornados destruyeron Indiana, Illinois, Iowa, Michigan, Ohio y Wisconsin, cobrándose 271 víctimas y 1,500 heridos.
Si bien los expertos en recuperación pueden medir el costo monetario de reconstrucción de las estructuras y las compañías de seguro pueden hablar acerca de los siniestros que tuvieron que pagar, para nosotros, es mucho más difícil dimensionar las secuelas financieras que estos desastres dejaron en los sobrevivientes.
El impacto de estos tornados tuvo un costo económico y emocional: algunos sobrevivientes perdieron sus empleos; otros incurrieron en gastos médicos a causa de las lesiones. Otros sobrevivientes tuvieron incluso que incurrir en gastos para enterrar a un ser querido.
Sin duda, los desastres continúan, y las secuelas y la devastación que provocan se extienden mucho más allá del lugar donde ocurrió un accidente con un avión de Germanwings en los Alpes o de los escombros de una explosión de un edificio de departamentos en Nueva York. Así como todos hemos lamentado la pérdida de vidas, las familias de las víctimas ahora tienen que lidiar con la pérdida de todo tipo de futuro, incluso el financiero.
Uno nunca sabe qué le depara el camino de la vida. ¿Qué sucedería si fuese víctima de un desastre, de pequeña o de gran magnitud? Usted puede prepararse, al menos, desde el punto de vista financiero.
Hay cinco aspectos de la planificación financiera que se superponen. En ocasiones, centrarse en un único elemento significa sacrificar los demás. De igual modo, si se carece de la flexibilidad necesaria que permite afrontar los grandes y los pequeños obstáculos de la vida, un solo golpe puede socavar todo aquello que se propone logar con su plan financiero.
Por ejemplo, analicemos uno de sus posibles objetivos financieros: generar ingresos para la jubilación. La mayoría de las opciones admitidas por el Servicio de Rentas Internas y el Departamento de Trabajo para consolidar sus planes de jubilación y, por consiguiente, generar un flujo de ingresos para esa etapa de la vida pueden ser suficientes o, al menos, pueden ser de ayuda; con frecuencia, el IRS otorga exenciones de impuestos a las víctimas de desastres regionales tales como terremotos, inundaciones, sequías prolongadas o tormentas fuertes, o bien las exime de presentar declaraciones.
Sin embargo, las respuestas de los organismos gubernamentales no constituyen precisamente los planes más flexibles después de una adversidad generalizada y ayudan solamente a grandes comunidades o grupos de personas. En ocasiones, las víctimas individuales y sus familias se ven forzadas a recurrir a sus ahorros, incluso a los destinados a la jubilación.
Si bien acceder al dinero de sus planes de jubilación puede ayudar a paliar situaciones de emergencia inmediatas, personales o de menor escala, esta medida no favorece (y, de hecho, perjudica) el desafío a largo plazo de generar un flujo de ingreso para la jubilación. Es mucho mejor acudir a los fondos destinados específicamente para una crisis.
Mantenerse flexible puede significar tomarse el tiempo hoy para preparar una herramienta financiera específica, por ejemplo, una cuenta Roth IRA. Una cuenta Roth IRA le permite incrementar los ingresos jubilatorios exentos de impuestos y al mismo tiempo acceder a sus aportes ante una emergencia, sin impuestos o penalidades.
Desde luego, el dinero destinado a una catástrofe no sirve de nada si no puede retirarlo de inmediato. Intente mantener fondos limitados (por ejemplo, seis meses de gastos normales) en una cuenta de ahorro o de cheques de fácil acceso. La Sociedad Federal de Garantía de Depósitos garantiza los fondos depositados hasta un límite de $250,000; probablemente los intereses serán inferiores al 1%.
También puede evaluar la posibilidad de abrir una cuenta del mercado monetario en un banco, agencia de valores de comisiones inferiores u otra institución financiera. Estas inversiones tampoco generan muchos intereses, por lo general, de un 1% o incluso menos.