Editorial: FIFA después de Blatter

Joseph Blatter habló sobre las candidaturas de los próximos dos Mundiales y acusó a EEUU y Platini de causar la crisis de la FIFA. Crédito: EFE
El anuncio del retiro de Sepp Blatter al mando de la Federación Internacional del Futbol Asociado (FIFA) no es una sorpresa, aunque sí lo es el que se produzca a menos de una semana de haber sido reelecto. El escándalo de sobornos que afecta a la organización se acerca cada vez más a Blatter, dificultando su permanencia al frente de FIFA.
Uno de los aspectos de la investigación criminal estadounidense se centra en la transferencia de $10 millones de los organizadores de la Copa del Mundo de Sudáfrica de 2010 a un líder de la CONCACAF que, según el Departamento de Justicia, fue un soborno a cambio del respaldo a dicho Mundial. Ahora se sabe que el Secretario General de FIFA, Jerome Valcke, tenía conocimiento del pago. De Valcke a Blatter hay solo un paso.
Estaba claro que los obstáculos que debía enfrentar Blatter para recuperar la imagen ante los auspiciantes y socios de FIFA iba a ser muy difícil. Realmente muy pocos creyeron en el desconocimiento de los hechos alegado por Blatter. El acusar a Estados Unidos de estar en su contra no lo ayudó.
Ahora se abre una oportunidad para un liderazgo capaz de llevar las riendas del futbol mundial. Habrá una intensa competencia por dirigir una organización que tuvo en 2014 ingresos por valor de $1,900 millones, ganancias por $141 millones y una reserva reserva líquida de $1,520 millones.
Hay muchos intereses económicos y deportivo en juego. A FIFA la integran 209 federaciones con realidades y visiones muy distintas. Por ejemplo, a los europeos les preocupa la gran cantidad de fechas FIFA en la que deben prestar sus jugadores, por los que pagaron millones de dólares, a las selecciones de sus respectivos países. A otras federaciones su preocupaciones son cuestiones que ayuden a desarrollar su juego e infraestructura.
Los candidatos para reemplazar a Blatter no van a faltar. Lo ideal es que entre ahora y la elección de fin año, o de principios del 2016, se hagan cambios, tal como poner límites de tiempo a los mandatos y periodos de los oficiales electos. Este es uno de varios pasos que ayudará a la transparencia, evitando los enquistamientos de los corruptos dentro de la organización. Esto ayudará mucho a FIFA después de Blatter.