Su misión es derrumbar mitos y barreras
Flor Méndez es una salvadoreña que demuestra lo productivo que pueden ser los atletas con discapacidad intelectual
Para Flor Méndez no existen limitaciones, mitos o rechazos que puedan derrumbar la gran confianza en la que sustenta su vida.
“No me gusta que me vean como alguien diferente, soy igual a todos los demás”, dijo la mujer de 37 años que en El Salvador se prepara para representar a su país en los Juegos Mundiales de las Olimpiadas Especiales que se inauguran el 25 de julio en Los Ángeles.
De niña, Flor fue diagnosticada con lento aprendizaje, una discapacidad intelectual que no le ha impedido ser una persona exitosa y productiva.
Antes de que amanezca, Flor sale de su casa ubicada en un sector de la capital salvadoreña y no llega de regreso sino hasta ya bien entrada la noche.
Son más de 12 horas de frenética actividad que incluye estudiar la carrera de administración de empresas, trabajar como maestra de natación en un club privado, practicar para los Juegos Mundiales y dirigir los entrenamientos del equipo de natación de la organización Olimpiadas Especiales en su país.
“Yo puedo hacer todo eso porque así me lo he propuesto, quiero ser una persona productiva en todos los sentidos. A veces siento que hasta me falta tiempo, pero eso es bueno porque mi vida no es para nada aburrida”, aseveró la atleta que en los Juegos Mundiales participará en los 1,500 metros en aguas abiertas y 800 metros en piscina.
Más allá de las medallas
Flor es una consumada atleta al haber representado a El Salvador en cuatro Juegos Mundiales, y en todos ellos ha ganado preseas para su país.
“Las medallas son importantes, pero no lo son tanto como la gran experiencia de poder viajar y conocer gente en muchas partes del mundo”, afirmó en la conversación telefónica.
Flor aseguró que su gran misión en la vida es romper los mitos que rodean a las personas que sufren discapacidades intelectuales.
“El mito más grande que existe sobre nosotros es que no podemos estudiar, cosa que por supuesto no es cierto. El rechazo en la misma universidad es otro de los retos a los que me tengo que imponer todos los días para salir adelante”, dijo Flor, quien a los 10 años fue diagnosticada con lento aprendizaje y quien desde entonces ha tomado la actitud correcta para salir adelante.
Esfuerzo doble
“Yo he tenido que esforzarme al doble para aprender las cosas. Cuando era niña, salía de la escuela y llegaba a mi casa a estudiar en la tarde y en la noche todo lo que ese día vi en la escuela para que no se me olvidara. El caso era superarme como fuera y creo que lo he logrado”, apuntó.
Flor vive en San Salvador con sus padres, pero es a su mamá, Dolores Celaya de Méndez, a quien le da el crédito de apoyarla en todo lo que necesita.
“Mi mamá es mi héroe, ella es la que siempre ha andado para todos lados conmigo. En mi casa siempre he tenido el apoyo que he necesitado”, indicó.
Flor dijo que el deporte le ha servido como motivación para demostrarle a la gente que en la vida no existe ningún tipo de barreras, que es a través de la actividad física como se puede encontrar la plenitud.
“Si no hubiera entrado a Olimpiadas Especiales, cuando tenía 11 años, estaría como muchas de mis amigas, que como yo tienen cierta discapacidad pero que no salen para nada de su casa. El deporte me ha abierto muchas puertas en lo personal y en lo laboral”, dijo Flor, para después subrayar su filosofía de vida.
“Con disciplina y ganas de salir adelante, todo se puede”.