Editorial: Una prueba para Guatemala

El pueblo guatemalteco demostró una madurez política ejemplar en cómo lidiar con la corrupción; ahora le queda la segunda vuelta

Maya Batres (i) muestra su papeleta electoral en las elecciones presidenciales simbólicas de la comunidad guatemalteca en Estados Unidos, en Los Ángeles, California

Maya Batres (i) muestra su papeleta electoral en las elecciones presidenciales simbólicas de la comunidad guatemalteca en Estados Unidos, en Los Ángeles, California  Crédito: EFE | EFE

Guatemala se encuentra en una encrucijada. La indignación popular acumulada durante varios meses condujo a la caída del ex presidente constitucional Otto Pérez Molina por su presunto papel en un escándalo de corrupción en el sistema de aduanas. Dos días más tarde, esa frustración general se convirtió en un voto castigo hacia el cuerpo político guatemalteco, que sacó como favorito al desconocido político Jimmy Morales.

 Se anticipa que mañana sábado se dará a conocer oficialmente el resultado de la elección del domingo pasado, realizada bajo la sombra de la destitución de Pérez Molina. Se sabe que Morales, un comediante y teólogo evangelista del Frente de Convergencia Nacional, está primero con cerca del 23.85% de los votos seguido por la ex primera dama de Guatemala, Sandra Torres, con 19.74% de la Unidad Nacional de Esperanza y por el empresario Manuel Baldizón del partido Libertad Democrática Renovada con el 19.65%.

 Se considera que el resultado de la elección fue una derrota absoluta para Baldizón que encabezaba los sondeos de opinión. Tanto su figura, como la de integrantes de su partido, cayeron bajo sospecha en el escándalo que acabó con la presidencia de Pérez Molina. Hoy Baldizón está denunciando un fraude electoral, una queja que seguramente no prosperará.

 Esto significa que para la segunda vuelta del 25 de octubre los guatemaltecos seguramente podrán decidir entre opciones muy diferentes. Tienen por un lado a Morales, un neófito político conservador que al ver de los observadores cuenta con el respaldo de una derecha militar contrainsurgente, sectores evangelistas fundamentalistas y un empresariado que repudió las movilizaciones ciudadanas; por el otro está Torres quien vio frustrada una pasada ambición presidencial, pero que hoy regresa con una pensamiento de la social democracia enfocada en cuestiones sociales tal como lo fue el gobierno de su ex marido Álvaro Colom.

 El pueblo guatemalteco demostró una madurez política ejemplar en cómo lidiar con la corrupción a nivel presidencial. Pero no ha terminado el camino. Queda por ver si el enojo popular contra los políticos en general que llevó a Morales -un persona del mundo del espectáculo- a una victoria parcial, dará pie a un voto más pensado en la segunda vuelta especialmente ahora que no está Baldizón en la boleta electoral. Esa es la prueba que todavía le queda por pasar a la democracia guatemalteca.

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