El desafío del Papa Francisco
Dejó un llamado a la comprensión y generosidad que no debe ser ignorado en las esferas de poder.
El Papa Francisco habló de una Iglesia Católica que no construye muros para protegerse sino que los derriba para llegar a la gente. En su visita a Estados Unidos el Pontífice mostró con un mensaje definido, claro y directo como se hace eso, habló de los retos que enfrenta la persona en nuestra sociedad e hizo un llamado a todos a actuar para cuidarnos y cuidar nuestro planeta.
La visita del Papa estuvo perfectamente coreográfica para hablar a los estadounidenses, y al mundo. Las audiencias fueron muy distintas y las palabras de Francisco muy específicas, pero en todos los casos aplicó la doctrina social de la iglesia, trayendo una visión compasiva y realista a las dificultades que enfrentan las instituciones, además de los hombres y las mujeres.
Al Congreso les mencionó los valores y la manera de hacer política para tener resultados, en la ONU denunció un sistema global financiero opresor, los compromisos asumidos por gobiernos sin cumplir y la estructura injusta centrada en el Consejo de Seguridad. Y en Filadelfia, ante el edificio donde se firmó la Constitución, recordó que los inmigrantes son una parte esencial de la historia de nuestro país.
El consumismo y la desigualdad económica fue un tema recurrente que parecía tallado a la medida de una nación basada en el consumo, en el libre mercado y en un individualismo despiadado. Lo mismo fue al reunirse con presos para hablar de la rehabilitación en el país que está segundo en el mundo con la mayor cantidad de prisioneros por persona.
La visita del Papa llegó en un momento importante para Estados Unidos. Trajo un mensaje de comprensión y generosidad en medio de una polarización política y un ambiente de satanización al inmigrante y de condena al pobre.
El papa Francisco no es un revolucionario, sino un reformista comprometido con los pobres y un conocedor de la condición humana. Es común que los Papas hablen alguna vez de la pobreza, pero son muy contados los que demostraron con hechos, a lo largo de su vida, el valor de lo que dice. Eso hace que hoy Francisco sea una las personas más populares del mundo, eso le da fuerza a sus palabras y a su desafío a líderes, políticos y fieles a romper los muros que impiden avanzar hacia una sociedad más justa.