Editorial: El miedo extremo al terrorismo

Los atentados contra mezquitas revelaron un maligno fervor anti-musulmán

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Crédito: Cortesía | Sheriff del condado de San Bernardino

El terrorismo ligado al extremismo musulmán del llamado Estado Islámico (ISIS) dominó la atención del mundo este año. Mientras que el mortal ataque a los empleados del condado de San Bernardino, California, insertó la amenaza en medio de la sociedad estadounidense, creando un sentimiento de inseguridad como no se ha visto desde el 9/11.

El desafío ahora para el 2016 es cómo canalizar la inquietud creada por la posibilidad de que el matrimonio musulmán vecino sean terroristas suicidas, sin caer en una caza de brujas contra una religión y sus creyentes. Esperamos hacerlo de una manera mucho mejor que en el 2015.

Este año resurgió con fuerza el sentimiento anti-musulmán que en realidad nunca se apagó  desde los ataques a las Torres Gemelas, quedando limitado a un círculo de islamofóbicos. Pero primero los atentados en París y luego en San Bernardino, revivieron el sentimiento de inseguridad. La elección primaria presidencial republicano por su parte alimentó el fuego antislámico cuando sus candidatos entraron en una vergonzosa carrera de quien es más duro contra los musulmanes.

La propuestas escuchadas en la interna republicana de prohibir temporalmente el ingreso a todos los musulmanes, de solamente aceptar a los refugiados sirios cristianos y de no permitir el ingreso de ni siquiera un refugiado huérfano de cinco años de edad por una cuestión de seguridad. Estos precandidatos recurrieron al miedo como estrategia política para conseguir el respaldo de un electorado predispuesto a culpar a los extranjeros, sean inmigrantes o refugiados de todos los males e inseguridades.

El tono de la discusión es una victoria para ISIS ya que parece confirmar su teoría de que la guerra no es contra los terroristas sino contra el islamismo en general. Los ataques contra mezquitas e individos confirmaron esa impresión.

La realidad es que en Estados Unidos las posibilidades de morir a manos de un hombre blanco estadounidense armado son muchísimas más altas que en un atentado terrorista, ya sea organizado por ISIS o por la acción individual de un simpatizante. En ambos casos es dificil prevenirlos sin ser un estado policial.

La defensa de nuestros valores de respeto a la libertad individual es la manera de enfrentar el terrorismo que busca interrumpir la vida diaria. Hay que estar alerta como precaución general, pero hay que mantener las perspectiva de las amenazas y de nuestra esencia democrática.

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