Reflexiones sobre “Chapolandia”

La deportación es más un deseo de México de deshacerse de la papa caliente que un asunto jurídico

El narcotraficante Joaquín "El Chapo" Guzmán es reclamado por la justicia en EEUU.

El narcotraficante Joaquín "El Chapo" Guzmán es reclamado por la justicia en EEUU.  Crédito: José Méndez | EFE

Tras de oír el ultimo informe al país por parte del presidente Obama, no me queda más remedio que compararlo con algunos mandatarios latinoamericanos que nos han acostumbrado a peroratas sin fundamentos donde defienden lo indefendible de su pobre actuación. Obama, sin “engancharse” con las criticas y temas partidistas, se presentó como un estadista, haciendo un reporte ejecutivo de avances y presentando una visión al futuro de lo que se debe lograr con la colaboración de todos. Le ayuda mucho ser un gran orador y con buena presencia escénica.

Por ahora vuelvo a “chapolandia” ya que se ha vitoreado su captura aquí, en México, y en el resto del mundo, pero es importante hacer unos comentarios al respecto.

Tras la euforia triunfalista de Peña Nieto por la captura de “el chapo” viene la cruda y vuelve a salir la cuestión fundamental: “el chapo” no pudiera haber sido recapturado nunca, si no se hubiera escapado.

No quiero quitarle mérito a quienes lo rastrearon, lo localizaron, y lo atraparon, aparentemente facilitados por el ego de “el chapo” que lo llevó a conceder una entrevista para quienes le dijeron que estaban pensando hacer una película sobre su vida.

La parte grave de todo esto es que un delincuente haya escapado dos veces de prisiones de alta seguridad; la primera en un carro de lavandería, y la segunda, aparentemente, a través de un túnel. Independientemente de por donde salió la última vez, es totalmente increíble que se haya podido construir un túnel de más de un kilometro de largo para llegar precisamente debajo de la celda en la que estaba recluido. Difícilmente se puede hacer un túnel de ese tamaño sin que el ruido y la cantidad de tierra que hay que sacar delaten que algo está sucediendo, a no ser que se haga con conocimiento de quienes deberían haberlo evitado.

La fuga del Chapo deja un caudal de dudas, y, según creo, no se ha detenido a todos los que estuvieron coludidos en ella.

Se habla mucho de la deportación, lo que pareciera más un deseo de México de deshacerse de la papa caliente que un asunto jurídico con sustento. La deportación no sería fácil; los delitos cometidos en México son más graves que los que “el chapo” y su organización cometieron aquí.

Los Estados Unidos no pueden juzgar a alguien por los delitos cometidos en otro país, y si se extradita solo para evitar que vuelva a escaparse, mostraría la debilidad de México para asumir su responsabilidad de retener a sus prisioneros, y pudiera interpretarse como una estrategia para que se olvide el asunto de las fugas previas.

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