Burbujas: Tirar la piedra y esconder la mano

Recientemente hablábamos del crimen organizado (y el desorganizado) en México, y mencionamos, entre otros temas, el caso del “Chapo”Guzmán. Hoy vamos a tratar los mismos problemas comentando lo que sucede de este lado, para que no se piense que la corrupción y las organizaciones delictivas solo están de la frontera al sur; la verdad es que están en todas partes.

El “Chapo” usaba parte de los enormes recursos que le producía la venta de los narcóticos para corromper, pero poco se dice que el origen de esos recursos proviene del tráfico que se da en este lado de la frontera. Seguramente no es él quien vende, distribuye y controla el mercado de las drogas en los Estados Unidos.

El dinero sale de aquí, y alguien lo tiene que estar manejando para enviarlo a los capos de México. ¿Quiénes son esos intermediarios y los cabezas de la mafia de este lado que no parece que perseguimos, mientras opinamos del asunto criticando a México como si fuera el único responsable del problema?

Hace apenas unos tres meses que en las carreteras de Texas se interceptó un camión que venía cargado con cinco toneladas de cocaína. Se habló y se publicó que tenía su origen en México, aunque posiblemente México solo fue el paso del cargamento que venía de Colombia, pero independientemente de su origen, lo que es claro es que la entrega era para alguien en este país. En ningún momento se habló del destinatario o las redes de distribución que llevarían esa droga a los consumidores finales. ¿Quiénes son esos?

Seguramente los capos de México no son quienes menudean en este inmenso país la droga, ni controlan el manejo de los fondos que van a dar a ellos o a los grandes carteles de otros países.

La guerra al consumo de las drogas existe en los Estados Unidos, pero poco se oye del combate a las redes de tráfico y la mafia local que hacen posible su uso.

Por otro lado existe un tráfico, cuyo volumen no se ha podido definir, de armas que alguien compra para los capos de México y que son contrabandeadas de aquí para allá.

En todo este negocio existe un punto clave que es la inmensa y permeable frontera entre México y Estados Unido. Allí forzosamente tiene que haber coludidos en ambos lados para que se de el tráfico de las drogas y las armas entre ambos países.

Señalar como culpables a los mexicanos, ignorando la participación del crimen organizado existente en este país, no es solo querer ignorar el problema local sino tirar la piedra y esconder la mano.