Seis meses después, el chip es casi un desconocido

Las tarjetas con tecnología EMV reducen drásticamente la posibilidad de fraude

El 62% de los usuarios no entiende la diferencia de los estándares de seguridad./Shutterstock

El 62% de los usuarios no entiende la diferencia de los estándares de seguridad./Shutterstock Crédito: Shutterstock

Poco a poco, los bancos y emisores de tarjetas han ido mandando a sus clientes las versiones de dinero de plástico con chip que ya se usan en el resto del mundo desde hace años y traen consigo un aumento considerable en la seguridad de los pagos. Eso si, el chip, sigue siendo un desconocido, tanto entre consumidores como entre buena parte de los comerciantes a pesar de que desde el pasado 1 de octubre se acabara el plazo para actualizar las terminales de pago.

Uno de los problemas, según CardHub, es que el 42% de los comerciantes no ha modernizado sus terminales de cobro en las tiendas. Es más, el 43% de los que han experimentado quiebras en la seguridad de sus pagos con las antiguas tarjetas de banda magnética en los últimos cinco años, no se han hecho aún con las terminales que pueden leer el chip. En ocasiones, aunque se tenga esta terminal, y el cliente trate de pagar con el procedimiento requerido por el chip, en las mismas tiendas se recomienda deslizar la tarjeta como en el sistema antiguo porque el nuevo no funciona aún.

 Para CardHub la respuesta de los comerciantes ante este cambio es “chocante” porque desde el 1 de octubre y en el caso de que el cliente tenga una tarjeta con chip, son ellos los responsables por compras fraudulentas  hechas en sus establecimientos.  Y el fraude es frecuente. Además de los muy detallados casos de grandes comerciantes cuyos sistemas de datos fueron abiertos por hackers, se comenten compras fraudulentas por valor de cerca de $8,000 millones al año.
Es un riesgo para el comerciante ya que la tecnología EMV, es decir, el chip reduce la posibilidad de este tipo de fraude y la quiebra de seguridad.
Pero si los comerciantes no parecen tener prisa, los que tampoco parecen dar tanta importancia a la seguridad en los pagos son los clientes. Según el estudio de estos expertos en tarjetas, al 56% de las personas entrevistadas no les preocupa que la terminal de pago pueda leer la tarjeta de chip o no. De hecho, el 41% de los consumidores dicen que no tienen o no saben si tienen una tarjeta con esta protección y un mismo porcentaje cree que las tarjetas de débito les protegen mejor del fraude que las de crédito, lo cual es falso.
A la vista de estos datos, conviene recordar por qué es importante esta nueva tecnología en EEUU.
  • Las bandas magnéticas de las tarjetas antiguas contienen datos que no cambian y quienes son capaces de romper los sistemas de seguridad de pagos acceden a esta información y pueden usarla para hacer compras.
  • Esos datos se pueden copiar tantas veces como se quiera (duplicación de tarjetas) porque no cambian. Un titular de una tarjeta puede recibir cargos fraudulentos desde varios puntos cardinales.
  • Una tarjeta con chip crea en cada transacción un código único que no puede volver a usarse. Robar el código creado en la transacción no tiene sentido porque al ser único y distinto no puede usarse otra vez ya que es rechazado. La duplicación de tarjetas, por tanto, deja de existir.

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