Voluntarios hacen una “Gran Limpieza” al Río Los Ángeles (fotos)
Miles de voluntarios han recogido 30 toneladas de basura arrojadas; hacen llamado a la conciencia ciudadana para evitar su contaminación
¡Ayúdenme!, gritó el niño Shanti Gil, de 10 años de edad. Por sí solo no podía cargar un pesado carrito de supermercado que fue arrojado a la orilla del cauce del Río Los Ángeles.
Con problemas y todo, en su auxilio llegaron las jovencitas Cristina García y Christine Gómez, estudiantes de la secundaria Alhambra, Michael Bowers y María Elena Gil, la madre de Shanti. Al final sacaron el voluminoso objeto de la corriente del río.
Shanti, Cristina y Christine fueron apenas tres de los aproximadamente 10,000 voluntarios que ayer acudieron al llamado anual para “La Gran Limpieza” del Río Los Ángeles, quienes recogieron 30 toneladas de basura.
“La semana pasada, en Sepúlveda Basin retiramos 16 toneladas de basura”, expresó Víctor Aguirre, un voluntario y “Amigo del Río Los Ángeles”, oriundo de Guatemala. “Todavía nos falta el próximo fin de semana, en la ribera de Long Beach, Compton e Inglewood”.
Andrea White-Kjoss, jefa de operaciones de la organización Amigos del Río de Los Ángeles (FOLAR) dijo que las 46 toneladas de basura recolectadas hasta ahora representan un notable incremento de desechos que las personas arrojan al río.
“Me gustaría pensar que la gente arroja la basura por falta de educación”, dijo. “Por ello, necesitamos que la gente se haga conciencia y se responsabilice de sus acciones”.
Evento anual
Ayer, por vigésimo séptimo año consecutivo y en la celebración número 30 de fundación de FOLAR, al menos 150 grupos comunitarios de diversas regiones del condado de Los Ángeles se abocaron a rescatar la belleza del río con el saneamiento en: la confluencia Arroyo Seco, la Parcela Bowtie y Fletcher Dr., El Punto de la Rana (The Frog Spot), Boulevard Los Feliz, Parque Marsh, Parque Steehead y Pasarela Sunnybook.
“Yo he encontrado zapatos, plástico, y todo tipo de basura en la ribera del río”, en la bifurcación llamada “The Frog Spot” de Elyssian Valley, comentó Zoe Parcells, estudiante de la secundaria Santa Mónica High. “Si la gente tira sus cosas entre los arbustos y la corriente del río, también debería ayudar a recogerlas”.
Por las riberas de concreto del río, – que corre desde el barrio de Canoga Park en el área oeste del Valle de San Fernando y desciende 51 millas al sur y desemboca en el océano Pacifico, en las playas de Long Beach – personas y familias enteras formaron ejércitos de voluntarios que subían y bajaban con bolsas llenas de todo tipo de desperdicios.
Según la organización Heal the Bay, en Long Beach, en la desembocadura del río Los Ángeles el agua potable es de mala calidad, debido a la contaminación del cauce.
De hecho, Long Beach abarca aproximadamente 1,000 millas de desagüe de bacteria fecal que termina en sus playas.
“A nosotros nos gusta hacer trabajo comunitario”, dijo Teresa Rodríguez, acompañada de su hermana Blanca, ambas residentes de Lynwood. “También ayudamos a reciclar en nuestra escuela y eso nos pone contentas”. Las niñas iban iban acompañadas de sus tíos, Juan y Margarita.
El pasado que nunca volverá
Las corrientes del río Los Ángeles fue alguna vez el hogar de la trucha arco iris y los osos; serpenteaba a través de pantanos, sauces, alisos y sicomoros, y suministraba agua para la región.
El río de 51 millas cruza los suburbios del Valle de San Fernando, Los Ángeles y desemboca en el océano Pacifico, en las playas de Long Beach, y fluye por 14 ciudades.
En 1930, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército inició un proyecto de control de inundaciones y comenzaron el proceso de pavimentación del 80% del río, creando el colector de aguas pluviales más grande del mundo.
Por Jorge Luis Macías/Especial para La Opinión