La diabetes, una epidemia fuera de control entre los latinos

Una de las peores complicaciones de la enfermedad son las amputaciones y se estima que la mitad de los latinos no sabe que padecen la enfermedad

Luis Alfaro, perdió uno de sus pies por complicaciones de la diabetes.

Luis Alfaro, perdió uno de sus pies por complicaciones de la diabetes. Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion

Por el número tan alto de diabéticos que tiene, California está en un estado de emergencia. Hay 2.5 millones de personas diagnosticadas con un alto nivel de azucar en la sangre -con todas las complicaciones que esto conlleva- y 13 millones están en lista de espera para desarrollarla, pues ya tienen prediabetes.

Según la Coalición Latina por una California Saludable (Latino Coalition for a Healthy California) 42% de los latinos no saben que tienen esta condición.

Primera parte de una serie especial sobre la epidemia de la diabetes en los latinos

La enfermedad provoca muchas complicaciones, pero las amputaciones a causa de la diabetes son las más dolorosas que trae este padecimiento.

Lo alarmante, según activistas, es que entre las comunidades de color y bajos ingresos son diez veces más que en la población general.

Esta serie de historias que presentamos a continuación sobre las complicaciones que trae la diabetes, pretende hacer conciencia sobre una enfermedad que ha alcanzado niveles epidémicos en California y en la comunidad hispana.

Tuvieron que amputarme casi hasta la rodilla

Sergio Ortega sabía que tenía diabetes pero no le daba importancia.

“Nuestra cultura no fue educada para visitar al doctor. Vamos cuando nos estamos muriendo. Al hispano nos da pánico entrar a una clínica. El machismo nos enseña que un hombre no debe quejarse”, dice este inmigrante de Jalisco, México.

Pero cuando Ortega vio su virilidad amenazada, se apuró por ir a ver al doctor.

“No estaba funcionando como hombre en la alcoba. Pensaba que tenía una enfermedad sexual. Grande fue mi sorpresa cuando el doctor me dijo que traía la diabetes a 700”, dice. 

Los niveles normales de azúcar de una persona sin diabetes son de menos de 140 dos horas después de comer, el diabético debe estar cerca de ese promedio.

A causa de una gangrena, Sergio Ortega sufrió una amputación hace casi año y medio. Ortega sufre de diabetes desde hace 8 años. (Araceli Martínez/La Opinión).
A causa de una gangrena, Sergio Ortega sufrió una amputación hace casi año y medio. Ortega sufre de diabetes desde hace 8 años. (Foto: Araceli Martínez/La Opinión).

Hace ocho años que Ortega tiene diabetes. Viene de familia de diabéticos. Su padre murió como consecuencia de este padecimiento.  

Cuenta que antes de la diabetes, era adicto a las bebidas energetizantes, una mezcla de azúcar con cafeína que tomaba para agarrar fuerza ya que trabajaba de madrugada, comía carnes rojas mañana, tarde y noche, muchas sodas, demasiada harina y azúcar y no consumía verduras.

Hace un año, la diabetes se le complicó a Ortega.

Me salió un callo en el pie izquierdo. Lo corté, lo lijé. Yo pensé que pasaría. No me atendí luego y me cayó gangrena. Es como si te cayera una bomba. El pie se me puso negro, lila. Tuvieron que amputarme casi hasta la rodilla”, dice al tiempo que se quita la prótesis para mostrar el corte que le hicieron.

Una epidemia fuera de control

Entre los latinos, la diabetes es una verdadera epidemia. Un estudio revelado en marzo de este año por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) encontró que casi la mitad de los adultos en California tiene prediabetes, un precursor de la diabetes Tipo-2, o la tiene y aún no ha sido diagnosticada.

Estamos hablando de 13 millones de adultos en California. Otros 2.5 millones de adultos han sido diagnosticados.

Antes se pensaba que la enfermedad se daba solo en personas ancianas. Pero esta es una suposición errónea pues cada vez afecta más a los jóvenes: 1 en cada 3 latinos entre 18 y 39 años en el estado, tienen prediabetes.

La enfermedad trae muchas complicaciones, pero una de las más graves son las amputaciones. 

Después de la amputación, Sergio Ortega ha cambiado por completo su dieta, y ahora tiene la diabetes bajo control. (Araceli Martínez/La Opinión).
Después de la amputación, Sergio Ortega ha cambiado por completo su dieta, y ahora tiene la diabetes bajo control. (Foto: Araceli Martínez/La Opinión).

Según las cifras más actuales de la Asociación Americana de diabetes, de 73,000 amputaciones en extremidades bajas hechas en 2010, el 60% fueron a personas diabéticas mayores de 20 años.

Rebecca de la Rosa, directora interina de Latino Coalition for a Healthy California, las amputaciones en las comunidades de color y de bajos ingresos, son diez veces que en la población en general.

“Tratar y manejar una enfermedad crónica como la diabetes cuesta un promedio de 2,200 dólares más al día, cada vez que se visita el hospital. Para quienes no tienen seguro médico, esto puede ser la diferencia entre pagar la renta o su salud”, enfatiza.

Sergio Ortega quien no tenía un seguro médico, dice que muchas veces dejó de ir al doctor porque se debatía  entre pagar la renta o las cuentas médicas.

‘Estuve cinco días en coma’

Cuando a Luis Alfaro, un inmigrante salvadoreño de 54 años, tuvo una lesión en el talón no le dio mucha importancia. Tampoco fue al médico.

No quería perder un día de labores en el supermercado donde trabaja como empacador. “Cómo voy hacer para mis gastos”, asegura que se decía a sí mismo. “No sabía que me podían dar ‘disability’ (pago por incapacidad para trabajar)”, agrega.

En pocas semanas, el talón le empezó a supurar.

Un día el pie se me puso como sapo de hinchado, me sentí muy débil y  me llevaron de emergencia al hospital. Traía el azúcar a 600. Estuve cinco días en coma. Me dijeron que mi pie ya no tenía salvación. Me había caído gangrena”, relata.

05/26/16/ LOS ANGELES/Luis Alfaro, amputee due to diabetes complications, with his wife Concepcion Alfaro speak to La Opinion from their Los Angeles home. (Photo Aurelia Ventura/ La Opinion)
A consecuencia de la amputación de su pie, Luis Alfaro ya sólo trabaja medio tiempo (Foto: Aurelia Ventura/ La Opinion)

Así nueve años después de que le diagnosticaron la diabetes, Alfaro perdió una de sus extremidades bajas casi hasta la rodilla.

“Antes de la diabetes, yo hacía mucho desorden. Me tomaba 20 tazas de café al día, bebía mucha soda, fumaba 12 cigarros diarios. Comía mucho pollo frito, arroz, sopas de vaso. Los vegetales nunca me han gustado. Era alcohólico”, relata.

Concepción, una inmigrante guatemalteca de 64 años, la esposa de Luis Alfaro también tiene diabetes Tipo-2 desde hace 14 años.

“No tenía ningún síntoma. Pero cuando me la descubrieron, traía el azúcar a 400. Me la diagnosticaron después de que mi mamá murió. Fue un golpe muy fuerte. Me puse a llorar”, recuerda entristecida.

A Concepción le aterra la posibilidad de sufrir una amputación o peor aún perder la vida a casa de la diabetes. “¿Quién va a cuidar a mi esposo?”, cuestiona.

05/26/16/ LOS ANGELES/Luis Alfaro, amputee due to diabetes complications, with his wife Concepcion Alfaro speak to La Opinion from their Los Angeles home. (Photo Aurelia Ventura/ La Opinion)
Concepción Alfaro, esposa de Luis, y quien también sufre de diabetes, teme que ella misma pueda sufrir una amputación. (Foto: Aurelia Ventura/ La Opinion)

No hay campañas de prevención

De la Rosa, de la Latino Coalition for a Healthy California,  observa que a pesar de los altos niveles de diabetes y prediabetes en California, no hay una campaña estatal de prevención y educación.

“California es uno de los estados en toda la nación con la inversión financiera más baja en prevención de la diabetes con 3 centavos por cápita”, subraya.

Este año fracasó una vez más un esfuerzo por imponer un cobro de 2 centavos por onza a las bebidas azucaradas en la Legislatura de California. El 73% de los latinos consumen bebidas azucaradas todos los días.

Los esfuerzos de prevención y educación se hacen a nivel de clínicas comunitarias.

La Clínica St John’s ofrece todos los miércoles un taller a latinos con diabetes para ayudarlos a manejar la enfermedad y los enseñan la importancia de una dieta balanceada y las porciones. Sergio Ortega es uno de los latinos que asiste regularmente al taller para diabéticos.

“Mi vida cambió 350 grados. La carne roja la he sustituido por pollo, pescado y ahora como verduras. Dejé las cocas y las bebidas energetizantes. Hago ejercicio en una bicicleta estacionaria y la diabetes la tengo bajo control”, comenta.

(Foto: Aurelia Ventura/La Opinión)

“Después de la amputación, siento como que la vida me ha dado una segunda oportunidad. Pero a los latinos nos falta mucha educación para prevenir la diabetes. Antes de venir a Estados Unidos, en su pueblo, uno comía mejor. Aquí uno consume mucha comida chatarra. Mi recomendación es que vayan al doctor a revisarse cada año”, señala.

Los esposo Alfaro  recomiendan a diabéticos y no diabéticos evitar el azúcar, pero si ya tienen el mal y quieren prevenir amputaciones “lo mejor es que cuando miren una cosa rara en su cuerpo, se vayan al doctor de inmediato”.

Algunas de las complicaciones más serias que trae la diabetes además de las amputaciones, son la hipertensión, ataques al corazón, enfermedades cardiovasculares, derrames cerebrales, ceguera, problemas de la vista, fallo en los riñones y hasta problemas de salud mental que se ven expresados en depresión y ansiedad.

* Primera parte de una serie especial

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