Arquidiócesis de Los Ángeles lanza ayuno en protesta contra ley de Muerte Asistida

En la víspera de la implementación de la nueva ley de Muerte Asistida, la iglesia católica angelina teme por los adultos mayores, discapacitados y enfermos mentales

David O’Connell, obispo auxiliar de la región pastoral San Gabriel de la Arquidiócesis de Los Ángeles, saluda a una de las residentes del hogar de cuidado de ancianos Santa Teresita, en Duarte, después de oficiar una misa para iniciar el Novenario de Vida, para los ancianos, discapacitados y moribundos.

David O’Connell, obispo auxiliar de la región pastoral San Gabriel de la Arquidiócesis de Los Ángeles, saluda a una de las residentes del hogar de cuidado de ancianos Santa Teresita, en Duarte, después de oficiar una misa para iniciar el Novenario de Vida, para los ancianos, discapacitados y moribundos. Crédito: Suministrada

A pocos días de que entre en vigor la ley de la Muerte Asistida en California que autoriza a los médicos a dar una receta para que los enfermos terminales sin cura alguna, puedan poner fin a sus días, la Arquidiócesis de Los Ángeles inició una novena de rezos y ayunos por los ancianos y personas discapacitadas que están al final de su vida, a quienes considera podrían ser víctimas inocentes de la nueva legislación.

La ley de Muerte Asistida comenzará a implementarse el 9 de junio en California. Para la Iglesia Católica, la ley que consideran como un suicidio asistido por un doctor, marca una línea divisoria en la manera “como cuidamos a los hermanos y hermanas más vulnerables”.

“Esta ley nos enseña que algunas vidas valen menos que otras y toma ventaja de los miedos y ansiedades de los frágiles, pobres y miembros de las comunidades inmigrantes”, dijo Kathleen Buckley Domingo, subdirector de la Oficina de Vida, Justicia y Paz de la Arquidiócesis.

 David O’Connell, Obispo Auxiliar de la Región Pastoral San Gabriel de la Arquidiócesis de Los Ángeles, bendice a Fine Chang, de 94 años de edad, residente del hogar de cuidado de ancianos Santa Teresita, en Duarte. (foto suministrada).
David O’Connell, Obispo Auxiliar de la Región Pastoral San Gabriel de la Arquidiócesis de Los Ángeles, bendice a Fine Chang, de 94 años de edad, residente del hogar de cuidado de ancianos Santa Teresita, en Duarte. (Foto: Suministrada)

“Como comunidad católica, afirmamos la dignidad inherente de cada persona desde la concepción hasta el último aliento de la vida. Defendemos un cuidado de salud accesible y con calidad que promueva la paz y el bienestar hasta el final. Nos oponemos a la promoción de la muerte como una solución al sufrimiento humano. Oremos por quienes están enfermos y al final de sus vidas para que ellos y sus familias puedan encontrar apoyo y comodidad”, expuso.

El novenario inició con una misa celebrada por el obispo David G. O’Connell en Santa Teresita, una casa para ancianos en necesidad de servicios de asilo y residencia asistida que es operada por la orden religiosa de las Hermanas Carmelitas de Duarte.

“Comenzamos en Santa Teresita porque es un lugar donde tenemos hermanos y hermanas que están frágiles y viejos, o que se está muriendo, queremos decirles que son amados y queridos”, dijo el obispo O’Connell. El novenario termina el 9 de junio cuando entra en vigor la ley.

Ley de Muerte Asistida
David O’Connell, Obispo Auxiliar de la Región Pastoral San Gabriel de la Arquidiócesis de Los Ángeles, bendice a Cheryl Bertola, con cáncer cerebral terminal, residente del hogar de cuidado de ancianos Santa Teresita, en Duarte. (Foto: Suministrada)

Apoyan la ley

“La Revista de Ética Médica (Journal of Medical Ethics) indica que el modelo para la ley de Opciones de Fin de la Vida de California basado en la ley de Muerte con Dignidad de California, muestra que no hay evidencias de riesgo extremo para los grupos vulnerables”, dijo el reverendo Sergio Camacho, pastor de la Primera Iglesia Unida Metodista de Montclair, quien apoya la Muerte Asistida.

Añadió que mucha de la gente religiosa tiene diferentes opiniones sobre las decisiones para terminar la vida acerca de lo que es correcto para ellos en las últimas etapas de un mal terminal, lo que incluye la ayuda médica para la muerte cuando aún los mejores hospicios y el cuidado paliativo no puede aliviar el sufrimiento.

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