Ahorrar bien para ir a la Universidad

Más padres hacen mayor esfuerzo financiero para la educación que para su jubilación pero no siempre de la forma correcta

Las cuentas 529 están especialmente diseñadas para ahorrar con el objetivo de cubrir gastos de educación superior./Shutterstock

Las cuentas 529 están especialmente diseñadas para ahorrar con el objetivo de cubrir gastos de educación superior./Shutterstock Crédito: Shutterstock

Lo normal en agosto es dormir mal por el calor, pero en el caso de muchos padres también por lo que se viene encima cuando los hijos van a la Universidad.

Mucha ilusión pero también mucho dinero. Según una encuesta hecha por T. Rowe Price, el 42% de los padres no duerme bien pensando en las cuentas de la educación superior. En 2014, cuando se hizo esta misma encuesta el 28% daba vueltas en la cama por la noche. Si sus hijos son muy pequeños para que eso le quite el sueño, siga leyendo porque esto le concierne.

Tanto es el problema que el el 76% están dispuestos a retrasar su edad de jubilación y el 68% piensa en buscar un trabajo a tiempo parcial para cubrir los costos de la educación superior. De hecho, y, según la encuesta de esta firma de gestión financiera, más padres han ahorrado más dinero para la Universidad de sus hijos que para su propio plan de pensiones. Es algo que muchos planificadores desaconsejan pero lo peor es que muchas personas usan productos financieros incorrectos para ahorrar con el fin de ayudar con la educación de sus descendientes.

El 43% usa cuentas de ahorro regulares, las mismas que llevan años sin proporcionar apenas intereses en el capital. El 27% lo hacen a través de una cuenta de jubilación (401k o IRA), que contempla fuertes penalidades fiscales si se usa antes de la jubilación y debe ser para eso, para apoyar el retiro de un trabajador.

Solo el 37% utilizan el mejor camino: las cuentas 529.

¿Qué son?

Un plan de ahorro que tiene ventajas fiscales a la hora de ahorrar para que un hijo, nieto, sobrino… (un beneficiario que se designe) vaya a la Universidad. Es una decisión que supone una inversión y puede tener sus subidas y sus bajadas. Como en el caso de los planes de pensiones, es algo en lo que pensar con un horizonte de largo plazo.

¿Cuáles son las ventajas fiscales?

El IRS no fiscaliza las ganancias de las inversiones hechas con estas cuentas  y muchos estados tampoco cuando son usadas para esta educación superior por parte del beneficiario. Con este dinero se puede pagar la matrícula, las comisiones aplicables, la acomodación en el dorm del campus, los libros, computadoras y servicios como Internet… Algunos costos como transporte, seguros, gastos deportivos o devolución de un préstamo de estudiante no pueden hacerse con este dinero. Las contribuciones no son deducibles, según explica el IRS. Algunos estados dan facilidades fiscales a las contribuciones y otros no.

¿Quién puede abrir una de estas cuentas?

Quien quiera. Tiene que tener un beneficiario que quiera estudios superiores. Pero pueden abrirla los padres, los abuelos, los tíos, los amigos. Puede haber más de una cuenta para el mismo beneficiario y puede recibir contribuciones de quien quiera colaborar con este noble fin. Si, su hijo tiene más juguetes de los que necesita, sugiera un depósito en esta cuenta como regalo para el próximo cumpleaños.

¿Hay límites de contribuciones?

Si. Es un plan de ahorro para gastos en la Universidad y no puede exceder lo necesario para este fin. Por otro lado si se decide regalar una cantidad a una cuenta que excede de los $14,000 anuales se puede tener que pagar el gift tax.

¿Se puede cambiar el beneficiario?

Si para quien se está haciendo el esfuerzo de ahorrar decide que la universidad no es para él o ella, se puede modificar el beneficiario: otro hijo, un sobrino…. Es más, si queda dinero sin usar en una cuenta con la que ya se han hecho pagos, se puede cambiar el nombre del beneficiario para que lo use otra persona.

¿Cómo se invierte?

Se puede abrir una cuenta en una institución financiera o a través del estado, en cuyo caso una empresa lo gestionará. Normalmente los planes de inversión que se diseñan tienen distintos grados de agresividad (más o menos acciones y bonos) para elegir. Se puede cambiar hasta dos veces al año si no se está contento con el resultado y no se penaliza fiscalmente. Muchas gestoras tienen planes diseñados para distintas edades de beneficiarios. Si es un niño de un año será más agresiva (tendrá más acciones que bonos) que la de uno de 10 o 12 años.

Ojo con

Comisiones y precios de los servicios. Es bueno leer la letra pequeña.

¿Cuándo empezar?

Como con la cuenta de jubilación, lo antes posible. Pero, según la encuesta de T. Rowe Price

  • 68% de los padres piensan que deben empezar cuando los hijos tienen menos de 10 años.
  • 28% de los progenitores creen que el ahorro tiene que empezar con los niños con un 1 año. Lo más recomendable
  • 19% no creen que haya que hacerlo hasta que sean adolescentes.

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