Vote Sí a la Prop 62 para poner fin a la pena de muerte

Si la pena de muerte realmente disuadiera o afectara la conducta delictiva, quizás veríamos una afluencia de asesinatos únicamente para evitar la pena de muerte, y ese no es el caso

La pena de muerte es una aberración que goza del respaldo de una mayoría de los estadounidenses

La pena de muerte es una aberración que goza del respaldo de una mayoría de los estadounidenses Crédito: EFE

Hay muchas razones por las que somos reacios a apoyar la pena de muerte en San Francisco. La pena de muerte es ineficaz en la prevención del delito, los costos financieros son significativos y los errores son irreversibles. Cuando todo está dicho y hecho, la pena de muerte es un enfoque arcaico e injusto en nuestro sistema de justicia penal.

Estas mismas razones deberían alentar a los votantes de California a apoyar la Propuesta 62 este noviembre y reemplazar la excesiva y costosa pena de muerte con la cadena perpetua sin libertad condicional.

Los partidarios de la pena de muerte dicen que la pena de muerte es una herramienta necesaria para hacer cumplir la ley y para ayudar a prevenir el crimen. Pero la evidencia dice lo contrario. Una revisión del 2012 de la Academia Nacional de Ciencias de la investigación sobre la disuasión concluyó que la pena de muerte no tiene ningún efecto sobre las tasas de homicidio.

Nuestra experiencia en San Francisco demuestra todavía más la veracidad de esta afirmación. Las tasas de homicidios han disminuido constantemente a lo largo de la última década, a pesar del hecho de que no hemos usado la sentencia de pena de muerte. Si la pena de muerte realmente disuadiera o afectara la conducta delictiva, quizás veríamos una afluencia de asesinatos de condados vecinos cometidos en San Francisco únicamente para evitar la pena de muerte. Esto no está sucediendo.

Los costos de la pena de muerte son demasiado altos para ser soportados por nuestros presupuestos de justicia penal ya sobrecargados. El estado de California ha gastado $5 mil millones administrando la pena de muerte desde 1978. Durante ese tiempo, hemos llevado a cabo 13 sentencias de muerte, mientras que el número de presos en el corredor de la muerte ha aumentado a 749. Estos internos son mucho más propensos a morir de causas naturales o suicidio que por ejecución. En esencia, cumplen una sentencia de cadena perpetua de la manera más cara posible, y los contribuyentes pagan la factura por instalaciones de alto costo para los condenados a muerte y por interminables apelaciones.

La aprobación de la Proposición 62 ahorrará $150 millones de dólares al año, según el Analista Legislativo independiente del estado. Estos recursos se gastarán mucho mejor en programas de educación y prevención del delito que realmente funcionan.

Algunos dicen que la solución es simplemente “acelerar” el proceso de la pena de muerte. Eso no sólo es poco realista, sino imprudente e irresponsable.
Las ruedas de la justicia se mueven lentamente, particularmente cuando decisiones de vida o muerte están en juego. Y eso es por una buena razón.

Como funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, hacemos todo lo posible para hacerlo bien, desde la fase de investigación hasta el proceso de juicio, sentencia y apelación. Pero el sistema no es perfecto. Se cometen errores y, a veces, nuevas pruebas salen a la luz años, y con frecuencia décadas, más tarde. En todo el país, más de 150 hombres y mujeres condenados a muerte han sido declarados inocentes y exonerados.

Con la pena de muerte, nunca podremos evitar el riesgo de que se descubran errores cuando ya es demasiado tarde. No hay manera de corregir una ejecución injusta.

El hecho de que los errores en la pena de muerte tienen más probabilidades de afectar a las personas de color, que constituyen un desproporcionado 67% de los presos condenados a muerte, es otra razón importante para oponerse a la práctica.

Hago un esfuerzo por hablar con las familias de cada víctima de asesinato en San Francisco. Para aquellos que quieren buscar la pena de muerte, a menudo se reduce a un deseo de retribución y cierre. Pero la retribución, por muy justificadamente enojadas que estén las familias de las víctimas, no es la clave de nuestro sistema de justicia penal. Además, el cierre nunca será proporcionado por una oficina del fiscal del distrito, sobre todo sabiendo que los casos de pena de muerte pueden durar por décadas. Es una promesa vacía.

Este noviembre, los votantes tienen la oportunidad de poner fin a nuestro sistema de pena de muerte fallido. Es hora de un enfoque más reflexivo. Vote sí a la Proposición 62 para reemplazar la pena de muerte ineficaz, costosa e injusta en California.


George Gascón es el Fiscal del Distrito para la ciudad y el condado de San Francisco.

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