TSA prueba sistemas biométrico y 3D para pasajeros y equipaje

Como parte de su programa para ubicar a posibles terroristas, la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA, en inglés) ha intensificado la vigilancia en aeropuertos y, al mismo tiempo, prueba nuevos equipos para revisar a pasajeros y equipaje.

“No es ningún secreto que la amenaza del terrorismo está en continua evolución e innovación. Es por eso que la TSA está trabajando en forma apresurada y creativa para contrarrestar las operaciones terroristas y proteger los sistemas de transporte de la nación”, indicó en un comunicado.

La dependencia informó que uno de esos equipos biométricos ya está siendo probados, así como un equipo que permite imágenes en tercera dimensión para equipaje.

“Estamos trabajando en el plan piloto de tecnología de tomografía computarizada, que utiliza imágenes en 3D al equipaje en los controles de seguridad, y también estamos probando el uso de la biometría para aumentar el reconocimiento de los pasajeros cuándo están pasando a través de los aeropuertos”, agregó.

Son los aeropuertos Phoenix (PHX, en inglés) y Logan, en Massachusetts, donde se realizarán las pruebas voluntarias para los pasajeros, a fin de identificar posibles fallas, para luego implementarlo.

“La seguridad de los pasajeros es la prioridad de TSA, y nuestros socios en la industria están ayudando a desarrollar innovadores equipos para mejorar la seguridad, indicó Huban Gowadia, administradora de TSA.

Indicó que el sistema actual es funcional, pero el equipo nuevo es más pequeño y podría ser más efectivo.

Sobre el control de pasajeros, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) implementa un sistema con varias tecnologías que fue probado en 2016 en Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson, en Atlanta, similar al Sistema de Verificación de Salida (DVS) que los agentes deya utilizan para identificar el rostro de cualquier persona, para verificar su identidad.

En 2016, se registraron tres atentados terroristas en EEUU: el del bar Pulse, en Orlando, el más fatídico con 49 muertes, los artefactos que explotaron en Chelsea, Nueva York, y el ataque en un campus universitario en Ohio, que no dejó muertos.