Una oficina para defender y animar la noche neoyorquina

NYC trata de equilibrar los intereses de todos durante las horas de oscuridad y dinamizar una economía que ya mueve $10,000 millones

Las noches de Amsterdam eran ruidosas y el panorama para madrugadores poco acogedor, debido a la suciedad en algunas de sus plazas. Pero la capital holandesa creó la figura del primer burgomaestre, o alcalde, de la noche en 2002 con la difícil misión de ampliar y mejorar la economía de los negocios nocturnos y contentar a los residentes y políticos locales. Un complicado pero no imposible equilibrio que ha cambiado y mejorado el paisaje nocturno de esta vibrante ciudad.

Nueva York ha tomado nota de esta idea que se ha extendido por Europa para equilibrar la vida de una ciudad que como dice la canción, “nunca duerme” pero en la que hay gente que quiere dormir.

La idea es la misma: animar una economía que trabaja 24 horas al día siete días a la semama y que ya mueve $10,000 millones de dólares y emplea a 100,000 personas en la noche a pesar de trabajar con una fuerte regulación administrativa y normas de principios del siglo pasado como el Cabaret Law. Esta ley prohíbe el baile si no se tiene una licencia especial que tienen muy pocos locales lo que en efecto convierte en ilegal y con consecuencias negativas para los dueños de los locales, moverse al ritmo de la música.

A la vez, se trata de armonizar estos intereses con los del resto de la comunidad.

Para ello, el jueves, el Concejo Municipal aprobó la creación de una Oficina de la Vida Nocturna (Office of Nightlife) que tendrá un director nombrado por el alcalde o la agencia bajo la cual se establezca con la idea de ayudasr a los establecimientos abiertos en la madrugada, asistir en la resolución de conflictos, recibir quejas, recomendaciones, y ser un nexo con la comunidad de residentes.

Además se crea un Consejo Consultivo de la noche, independiente y diverso para proveer recomendaciones  con respecto a los trabajadores, la zonificación, el desarrollo comunitario y seguridad entre otras cosas.

“Es muy importante que la ciudad de pasos a la hora de reconocer el papel económico de la industria de la noche que no solo produce capital financiero sino también capital cultural”, explicaba a El Diaro el concejal Rafael Espinal, que ha impulsado la creación de esta Oficina y Consejo Consultivo.  Espinal dice que aunque hay recursos para resolver y ayudar a los negocios en general en la ciudad a través del SBS sobre todo,  “la industria de la noche es muy única en la forma en la que opera, tiene que lidiar con cuestiones que afecta a la calidad de vida, relacionarse convecinos y cumplimentar precauciones de seguridad además de cualificar para obtener algunos permisos”.

El concejal dice que durante años ha oído quejas de los negocios que tienen que hacer frente a costosos servicios de abogacía y arquitectura para poder mantenerse en el negocio. “Con esta oficina se pondrán las cosas en la buena dirección y se ayudará a los negocios a ahorrar en ciertas cosas”, explica.

La oficina y el consejo cosultivo tienen que elaborar un estudio en 18 meses, hacer reuniones con las comunidades y con la industria para hacer que la ciudad en su conjunto tenga una más aceptable vida nocturna. “En Amsterdam se recomendó, por ejemplo, que los nuevos edificios tuvieran ventanas a prueba de sonidos, y hay que esperar que propuestas como estas lleguen a Nueva York”, explica.

Espinal admite que hay preocupación en los consejos comunitarios y residentes. “Los miembros de la comunidad pueden venir a esta oficina para participar en una mejor planificación de cómo operan los negocios y se relacionan con la comunidad”, dice el concejal.

Andrew Rigie, director ejecutivo de la New York City Hospitality Alliance, coincide en que esta oficina ayudará a arreglar los conflictos de negocios y residentes “y eliminar potenciales conflictos antes de que comiencen”. Para Rigie, que ha estado pidiendo una solución como esta durante años en nombre de la Alianza, esta es una oportunidad para que la industria de la noche se relacione con el Gobierno local “de forma constructiva y “tener relación de buena vecindad con los residentes”.

¿Bailamos?

“Queremos tener un foro para hacer oír nuestras preocupaciones, recomendaciones, entender la regulación antes de que lleguen las multas” dice Rigie que añade  “y tener un camino para portestar las regulaciones que vemos que son injustas”, dice Rigie.

Una de ellas es clara. Anahí Angelone, dueña de Angel of Harlem y Corner Social, arremete como todos los dueños latinos de negocios contra la Cabaret Law una ley promulgada durante los años treinta y que sigue en vigor costando muchos dolores de cabeza a dueños de locales. “Es una ley anticuada e inadecuada que no refleja la realidad de quienes vivimos aquí ni de quien nos visita”, explica Angelone.

Esta empresaria dice que la gente no sabe que bailar no está permitido y que además es algo que a ella misma le parece inexplicable. Angelone dice que exige mucha responsabilidad servir alcohol en locales con música y hay que abrir locales de forma responsable “pero las regulaciones tienen que ponerse al día”.

Espinal reconoce que los negocios latinos tiene  especial problema con estas restricciones porque el baile forma parte de la cultura. Este concejal explica que en un mes va a haber una audiencia para eliminar esta ley del Cabaret. Él espera que en Nueva York se pueda empezar el año 2018 bailando.

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