Recibió disparo en la cabeza en Las Vegas y despierta del coma

Los cirujanos fueron obligados a sacarle el ojo donde se había alojado la bala

Tina Frost, de 27 años.

Tina Frost, de 27 años.  Crédito: captura de pantalla de CBS NEWS

Tina Frost llegó al Sunrise Hospital de Las Vegas desangrando. Una bala le había entrado por el ojo derecho, destrozando la parte frontal de su cráneo y su frente.

Frost, de 27 años, fue una de las 22,000 personas que viajaron al hotel Mandalay Bay la noche del 1 de octubre para presenciar el concierto Route 91 Harvest Festival. Cuando Stephen Paddock disparó contra la multitud, se provocó una estampida, y Frost, aterrorizada, se echó a correr. Sintió brevemente un puntazo en la cabeza. Luego cayó y ya no pudo levantarse.

Un hombre la auxilió hasta que su novio, Austin Hughes, la trasladó a un centro médico. Al ingresar al quirófano, sus heridas eran tan graves que los cirujanos fueron obligados a sacarle el ojo donde se había alojado la bala para poder salvarle la vida. También tuvieron que sustraerle un pedazo de hueso frontal para que el cerebro de Tina pudiera expandir. Tras la operación, la joven permaneció en coma y con respirador mecánico.

Su madre, Mary Moreland, inmediatamente comenzó una campaña para informar a sus familiares y amigos sobre su estado de salud, así como recaudar fondos para lograr solventar los futuros gastos médicos. La recuperación de Frost—si la habría—sería larga.

Pero los médicos no eran optimistas. Los signos de mejoras no eran contundentes y no podían garantizar el estado en que Frost se  encontraría en caso de lograr salir del coma. “Desafortunadamente, algunas personas jamás se recuperaran”, dijo Keith Blum, un neurocirujano en el Sunrise Hospital, a CNN unos días después del tiroteo. “En [el caso] algunas de las personas, yo diría que hay que esperar un año”.

Pero de un momento a otro, Frost comenzó a llamar la atención del personal del centro médico. Empezó a respirar por sus propios medios. La retina de su ojo izquierdo presentó buena dilatación. Sus riñones e hígado entraron en funcionamiento.  Movía las piernas, los pies y los dedos cuando se lo pedían los enfermeros. Su madre documentó cada avance.

El viernes pasado ocurrió lo inesperado: Frost despertó. También logró tomar seis pasos, lo cual provocó la emoción de los enfermeros, los médicos y sus familiares.

Actualmente, las autoridades se preparan para trasladar a Frost a otro hospital más apropiado para su recuperación de corto y largo plazo. La familia ha recaudado más de medio millón de dólares por medio de donaciones.

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