Se le hace el milagro: tras 20 años de espera consigue la residencia permanente gracias a su hermano

Pero le costó una espera tan larga que pensó que nunca lograría ajustar su estatus

07/31/18 / LOS ANGELES/Immigrant Yolanda Romero discusses how her brother, Jesus Romero, helped her attain legal immigration status. (Aurelia Ventura/La Opinion)Ê

07/31/18 / LOS ANGELES/Immigrant Yolanda Romero discusses how her brother, Jesus Romero, helped her attain legal immigration status. (Aurelia Ventura/La Opinion)Ê Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion

Yolanda Romero mira su tarjeta de residente permanente y aún no puede creer que sea suya después de haber sido indocumentada por 21 años. “Es un verdadero milagro. Ya había perdido las esperanzas. Lo veía como un imposible”, dice sonriente.

Como cosa perdida, hace más de dos décadas presentó una petición familiar para obtener su residencia. Su hermano José de Jesús Romero, quien es ciudadano estadounidense, fue su patrocinador.

En octubre de 2017, su hermana la regañó por no averiguar qué había pasado con su petición.

“Me recordó que Geovanni, su hijo, trabajaba como supervisor de servicio al cliente con unos abogados de migración que tal vez podían ayudarme a investigar mi caso. Sentí como una lucecita de esperanza”, confiesa Romero.

José de Jesús Romero ayudó a su hermana a arreglar su estatus migratorio, pero se tomó más de 20 años. (Aurelia Ventura/La Opinion)Ê

Nuevo esfuerzo

Romero se entrevistó con el abogado en migración Eric Price y le entregó todos los documentos que tenía de su antigua petición.

“Tres meses después, me llegó el permiso de trabajo justo el 13 de diciembre que es el cumpleaños de mi padre, Pedro Romero”, recuerda.

En marzo, la llamaron de migración para la entrevista de la residencia; y a principios de este mes, recibió la tarjeta de residente permanente con vigencia por 10 años.

Geovanni Romero, su sobrino quien trabaja para el abogado, dice que se sometió una petición de ajuste de estatus debido a que se había cumplido la fecha de prioridad.

“Normalmente cuando un hermano solicita a otro hermano, el proceso se lleva entre 15 y 20 años”, señala.

Yolanda Romero con su familia, su hermano Jesús Romero, su padre Pedro Romero y su sobrino Giovanni Romero. (Aurelia Ventura/La Opinion)

A los 52 años, después de una larga espera, Romero se hizo residente permanente.

“Todavía me cuesta asimilar la noticia. Cuando mi hermano me avisó que me había llegado un sobre con mi tarjeta de residente, me tarde un tiempecito en aceptarlo. Veía la tarjeta de residencia como un regalo que no estaba segura si era mío”, dice feliz y entusiasmada.

Dos décadas de indocumentada

Romero emigró de Guadalajara, México en 1989 cuando tenía 23 años. “Ingresé con una visa de turista. Vine a buscar trabajo. En Guadalajara tenía un empleo que solo pagaba para comprar medias y zapatos”, cuenta.

Su padre había sido bracero en los campos de California, y tres de sus 15 hermanos vivían en Los Ángeles cuando ella emigró.

Empezó a trabajar de niñera, pero un día que venía de regreso a su casa, un carro conducido por un hombre ebrio la embistió al pasarse una luz roja y la mandó inconsciente al hospital.

“El golpe fue tan fuerte que quedé en estado de coma. Los doctores me desahuciaron, pero un mes después desperté. Me recuperé aunque no pude caminar por meses y estuve llena de fierros durante un año”, recuerda.

Yolanda Romero aún no puede creer que sea residente permanente de los Estados Unidos. (Aurelia Ventura/La Opinion)Ê

Tuvo que someterse a intensas terapias para volver a caminar. Al ver su calamitoso estado de salud, su prometido – quien había ofrecido ayudarle a obtener la residencia – se esfumó. “Yo lo terminé porque me di cuenta que me dejó sola en un momento muy difícil de mi vida”, dice.

Romero se recuperó. Volvió al trabajo y a manejar. Nunca se casó.

“Cuando yo sufrí el accidente, mi sobrino Geovanni era un niño. ¿Cuándo me iba a imaginar que él iba a ser clave en el proceso para arreglar mi residencia?”, dice.

Aunque fueron los abogados los que continuaron con el trámite pendiente, su sobrino Geovanni verificaba por Internet cada 15 días el estatus del proceso.

El abogado Price encontró algunas anomalías en la petición inicial, como que el nombre del peticionario – José de Jesús – estaba incorrecto. La petición familiar 254 (i) había sido presentada a través de un notario.

Romero está convencida de que haber sobrevivido al accidente que casi le cuesta la vida, así como la residencia permanente, son obra de un milagro.

“Lo que más deseo es conseguir un empleo que me ofrezca beneficios y hacerme ciudadana en cinco años”, revela.

No hay que darse por vencido

Bajo la administración Trump, todavía puede un ciudadano o residente permanente presentar una petición familiar para la residencia de un hermano o hermana”, afirma el abogado Eric Price.

Para los mexicanos, el tiempo de espera es de cerca de 20 años. Para otros países es de 10 años”, indica.

¿Qué debe hacer alguien que presentó una petición familiar para la residencia de un ser querido si no escucha nada del Servicio de Migración y Ciudadanía (USCIS)?

“Debe revisar el boletín de visas en línea del Departamento de Estado o contactar un abogado de migración de confianza”, subraya.

Pero ¿qué pasa si pierde la fecha de prioridad para ajustar su estatus después de esperar años? Price recomienda presentar una solicitud ante USCIS para obtener toda la información que se tiene del inmigrante a través de la Ley de Libertad de Información (FOIA).

El abogado aconseja que las personas que tienen una petición familiar en proceso y ya llevan varios años de espera, le den seguimiento en USCIS para evitar que se pierda o quede rezagado. “Tal vez ya pueden ajustar el estatus y no se han dado cuenta que tienen una solución para conseguir su residencia”, enfatiza.

Migración en cadena

A principios de año, el presidente Donald Trump propuso un plan para limitar la migración familiar, la cual llamó “migración en cadena”, que consiste en solo permitir que los ciudadanos y residentes permanentes de Estados Unidos puedan patrocinar solo a cónyuges e hijos menores. De acuerdo a Price, dicho plan se estancó en el Congreso.

Esto podría disminuir la migración anual en Estados Unidos en casi medio millón de personas, según el Instituto Libertarian Cato.

En la actualidad, se permite patrocinar a hermanos, padres, hijos y cónyuges.

Se estima que hay alrededor de cuatro millones de personas indocumentadas en las listas de espera para que sus peticiones sean procesadas, lo que podría llevarse más de una década.

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