Immigrantes detenidos en Otay Mesa denuncian abusos intolerables

Sus solicitudes de atención médica son ignoradas usualmente, y son obligados a trabajar sin paga

Centro de detención Otay Mesa, donde se alegan todo tipo de abusos para los migrantes retenidos. (Aurelia Ventura/ La Opinion)

Centro de detención Otay Mesa, donde se alegan todo tipo de abusos para los migrantes retenidos. (Aurelia Ventura/ La Opinion) Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion

Más de 70 inmigrantes bajo custodia en el Centro de Detención Otay Mesa en San Diego, denunciaron las intolerables condiciones de negligencia médica, racismo y discriminación en las que se encuentran.

La denuncia fue enviada a la organización Freedom for Immigrants después de que sus quejas no fueron escuchadas por las autoridades.

“A principios de este mes, recibí una llamada de Valentín, un hombre detenido durante los dos últimos años en el Centro de Detención Otay Mesa en la que me describió el abuso sistemático al que él  y otros inmigrantes detenidos como los de la caravana migrante, son sometidos cada día”, dijo Cynthia Galaz, directora de la línea telefónica de Freedom for Immigrants en la publicación interna IMMprint.

“Desafortunadamente, la historia de Valentín es una de muchas. En diciembre de 2018, él junto con más de 70 individuos detenidos nos enviaron una carta describiendo ejemplos de cómo la gente enferma o las preocupaciones médicas son pasadas por alto o abiertamente ignoradas”, dijo.

Uno de los hombres escribió: “estoy experimentando mucho dolor en mi oído izquierdo y no me siento bien por la falta de atención”. Otro denunció que el personal le llamó espalda mojada.

Galaz comentó que por mucho tiempo, las condiciones en Otay han sido una preocupación. “Freedom for Immigrants ha documentado la negligencia médica, el asalto sexual y abusos motivados por el odio”, remarcó.

“Este patrón alarmante de abusos se desarrolla en un ambiente donde el aislamiento y el silencio son parte de lo establecido, conocido como el sistema de detención migratoria de los EE UU”, expuso.

Galaz relató que Valentín le dijo que en las últimas semanas, el personal lo ha acosado mucho. Su carga por trabajo voluntario se ha duplicado inexplicablemente. “Le han asignado jornadas de trabajo no solicitadas por el mismo pago de un dólar. Y mientras a él lo forzan a trabajar por casi nada, algunos miembros de la caravana migrante son explotados sin paga alguna”, reveló.

El inmigrante reportó que el mes pasado se registró una transferencia masiva de detenidos a otras prisiones y cárceles migrantes para hacer espacio a los caravaneros.

Algunos de ellos, dijo Valentín, llegan con órdenes de deportación y son animado por el personal a trabajar sin pago.

“Esto es muy preocupante si se considera la demanda colectiva por explotación laboral contra CoreCivic, la compañía privada que maneja Otay”, dijo Galaz.

La situación es tan crítica que a los nuevos detenidos se les ha negado llamadas telefónicas y estampillas de correos gratis. Incluso, últimamente, les han dicho que compren su propio papel de baño y jabón, forzándolos a elegir entre llamar por teléfono a su familia o comprar papel sanitario.

Lo que es peor es que organizaciones como Freedom for Immigrants y grupos religiosos han experimentado reestricciones múltiples y negativas para tener acceso a Otay, lo que hace más difícil dar apoyo a los inmigrantes.

“Cada solicitud que hemos hecho para entrar a las instalaciones y monitorear las condiciones y violaciones a los derechos humanos han sido negadas, lo cual es una violación a los nuevos reglamentos de ICE, y esto ocurre en el punto más alto de la crisis de separación de familias”, expresó.

Gálaz indicó que hoy más que nunca, se necesitan escuchar las voces de la gente detenida.

“Yo creo en Valentín porque los abusos en Otay han sucedido por mucho tiempo. Le creo porque no tiene nada que ganar al exponer los abusos, solo la posibilidad de ser tratado con dignidad y respeto en el futuro”, expuso.

“Tenemos que documentar, publicar y buscar remedio para esos abusos mientras continuamos trabajando hacia la meta final de terminar la detención migratoria de una vez por todas”, indicó.

A través de su portavoz, Amanda Gilchrist, CoreCivic, la corporación que opera Otay, dijo que abrieron desde 2015 y han sido certificados con un ambiente seguro para los detenidos.

Además, señaló que el Centro es monitoreado a diario por oficiales de ICE. “Por tercer año consecutivo, ha recibido calificaciones de 100% en sus auditorías anuales”, señaló.

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