Latinas hacen el trabajo pesado en una industria que tradicionalmente estaba dominada por hombres

Aida y Gina demuestran que la feminidad no está peleada con el trabajo duro; ellas empiezan abrir oportunidades para más mujeres en la industria de la construcción

04/10/19 /LOS ANGELES/ Gina Villalobos, with the Bureau of Street Lighting, while at work in Los Angeles (Aurelia Ventura/La Opinion)

04/10/19 /LOS ANGELES/ Gina Villalobos, with the Bureau of Street Lighting, while at work in Los Angeles (Aurelia Ventura/La Opinion) Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinión

Aida Valencia es responsable de la reparación y construcción de 393 millas de calles en el Valle de San Fernando.

“Vigilo que el trabajo de construcción de calles se haga bien. Tengo dos ayudantes y entre los tres, inspeccionamos las millas para determinar cuáles califican para ser reparadas. Cuando el trabajo es aprobado, yo me encargo de dividirlo y voy e inspecciono que se haga a tiempo”, dice.

A esta angelina, hija de inmigrantes mexicanos, le llevó 26 años llegar al puesto de superintendente del servicio de calles para el Departamento de Obras Públicas de la ciudad de Los Ángeles.

Todo comenzó cuando era estudiante de la universidad Cal State Los Angeles y fue aceptada para hacer un internado en el Departamento de Obras Públicas. “Empecé tomando fotos a los documentos. Luego me hice mecanógrafa”, recuerda. De ahí la pusieron a hacer las rutas que debían seguir las barredoras que limpian las calles. Fue el coordinador de dichas máquinas, quien le recomendó tomar clases para operar las barredoras y hacer el examen. “Cuando lo pasé, me dijo vete a barrer”, recuerda.

Aida Valencia, superintendente de Servicios de Calles del Departamento de Obras Públicas para la ciudad de Los Ángeles en el área de North Hollywood. (Aurelia Ventura/La Opinion)

Así fue como Aída se convirtió en conductora de una barredora. De entre 130 operadores de barredoras, solo dos eran mujeres. Aída una de ellas. “Es como manejar un carro por el lado derecho. No es fácil porque se meten los carros. Todos quieren llegar antes que tú”, explica.

Además de manejar la barredora, los operadores son responsables de su mantenimiento. “Las escobas pesan 300 libras y se les tiene que limpiar, echar aceite, cambiarlas, y estar al pendiente hasta de los ruidos de la máquina que te indican qué está sucediendo”, precisa.

Pero mientras barría calles peleando contra el tráfico, Aída acariciaba el sueño de ser supervisora. Tres años después, pidió el cambio a la división de reparación y reconstrucción de calles.

Aida Valencia, superintendente de servicios de calles, dice que ella no pide nada que no sepa hacer. (Aurelia Ventura/La Opinion)

“Cuando me lo dieron, aprendí a manejar las otras máquinas y cuál era el proceso para reconstruir las calles. Para mi era importante aprender lo básico, echar pala, usar los rastrillos, ajustar las máquinas para poner asfalto nuevo“, afirma.

Finalmente, después de 26 años, hace poco más de un año, logró el sueño de ser supervisora del servicio de calles.

Sin embargo, lamenta que no haya tantas mujeres como quisiera en el servicio de calles.

“Ya tenemos ocho mujeres que operan barredoras. Es bueno que haya unas pocas más”, dice.

“Claro que hay machismo. Cuando fui parte de un equipo de construcción, mis compañeros no me ayudaban mucho”, reconoce. Pero dice que cuando vieron que sabía hacer el trabajo y que los trataba de ayudar, la dejaron de ver como mujer y la hicieron parte del grupo.

Resalta que, a lo largo de su carrera en el Departamento de Obras Pública, sus supervisores le han dado las mismas oportunidades que a los hombres.

Aida Valencia, superintendente de Servicios de las Calles comenzó desde abajo barriendo calles hace más de 20 años. (Aurelia Ventura/La Opinion)

“Como superintendente, no les digo a los trabajadores que yo soy la patrona. Yo trato a todos con respeto, y espero que me respeten. Trato de ser justa, y trabajo duro. Hay días que me ven poniendo conos o barricadas si no hay suficiente personal, o agarrar una pala si necesitan ayuda. No les pido nada de lo que yo no haría”, menciona.

Y remarca que sus compañeros saben que cuentan con ella porque sabe hacer el trabajo no por ser mujer.

Desde luego dice, que cuando comenzó su carrera hace más de 20 años, los varones no estaban acostumbrados a ver mujeres en los trabajos duros. “Alguna vez un compañero me hizo un comentario de desconfianza. Yo le contesté, bueno yo manejo la barredora como mujer y nunca he tenido un accidente. Tú manejas como hombre, y si los has tenido. Solo me contestó, de verás, verdad”

Considera que, lo único que puede prevenir a una mujer que trabaje en labores que en el pasado eran exclusivamente para hombres, es ella misma.

“El trabajo es pesado, pero yo encontré la manera de hacerlo. Si uno quiere y tiene ganas de trabajar, sí puede. Nosotros le vamos a enseñar cómo hacerlo correcto”, enfatiza.

Aida Valencia, dice que si las mujeres quieren sí pueden hacer trabajos de construcción y otros tradicionalmente ocupados por hombres. (Aurelia Ventura/La Opinion)

Hoy en el día en el área de reparación y reconstrucción de calles, tienen  mujeres que trabajan con concreto, asfalto, en camiones y máquinas.

Revela que, en su ascenso a lo largo de su carrera, le ha ayudado su deseo por aprender más siempre.

“Hay que venir con la mentalidad de que somos iguales. Nunca he dicho, no pude hacer eso porque está muy pesado. Demostré que sí puedo y me lo merezco porque trabajé más que ellos”, dice.

Y añade que, si a una mujer le gusta el trabajo, va a salir adelante, ascender e inspirar a otros.

“Las mujeres somos fuertes no en cuerpo sino en mente. La mujer tiene su fuerza de la cintura para abajo. Los hombres de la cintura para arriba. Si podemos, nada más hay que buscarle la maña”, remarca.

Pioneras

Gina Villalobos sujeta con firmeza una motosierra para romper el cemento, lo remueve y los lleva a los vehículos de carga. A veces le toca excavar o mezclar el cemento para rellenar el espacio donde ha sido removido un poste de luz pública.

Ella es la única mujer en un equipo de trabajo de más de cien hombres del Buró de Alumbrado de Calles de Los Ángeles.

Gina Villalobos trabaja duro para llevar el sustento diario a su familia. Ella es parte del Buró de Alumbrado Público de Los Ángeles. (Aurelia Ventura/La Opinion)

Gina es la primera mujer en toda la historia contratada como ayudante de construcción y mantenimiento en el Buró de Alumbrado de Calles. Es una posición muy intensa, para la que siempre se habían contratado hombres. A esta madre soltera de tres hijos varones, el menor de 15 años, le está yendo muy bien en su nueva posición.

“En este trabajo llevó seis meses, pero en construcción tengo más de 20 años”, dice contenta.

Mucha gente se le acerca y le hace preguntas, le intriga ver a una mujer haciendo un trabajo tradicionalmente masculino. “Yo les digo que ellas también pueden. Las mujeres somos fuertes. Damos a luz. Cargamos un bebé en un brazo, y al otro niño en el otro”, comenta.

Dice que sus tres hijos varones le decían al principio que el trabajo era muy pesado

“A veces llego muy adolorida, pero ellos entienden este trabajo. He podido ganarme la vida. Tengo muy buen sueldo. Ya hasta voy a comprar mi casa”, platica.

Gina Villalobos, una madre soltera dice que el trabajo pesado no está reñido con la feminidad.(Aurelia Ventura/La Opinion)

Cuando comenzó el trabajo de construcción para la ciudad de Los Ángeles, era madre soltera. “Necesitaba ganar dinero y vivir en California es caro. Este trabajo me permitió dejar la asistencia pública”, externa.

Y admite que al principio estaba muy nerviosa, pero las labores se le hicieron fácil porque sus compañeros de trabajo, dice, son muy respetuosos.

“Tal vez hubo por ahí un mal comentario, pero lo pudimos resolver y no se volvió a repetir. El respeto comienza desde arriba”, dice.

Lo que más le gusta de trabajar para la ciudad es que siempre hay la oportunidad de mejorar. “Aquí te pagan por tus méritos y tienes que aprobar exámenes para ascender. Muchas mujeres se me acercan cuando me ven trabajando, se toman fotos. Se sienten inspiradas. Yo espero que más mujeres puedan hacer trabajos como el mío”, sostiene

Y les recomienda visitar la página web de la ciudad de Los Ángeles para que exploren los empleos.

Más que fuerza física para este tipo de empleos, se necesita fortaleza mental. Uno aprende formas para manejar lo pesado, que te hace fácil el trabajo”, dice.

Gina dice que trabajar en la construcción, no impide a la mujer ser femenina. “No pierdes nada. Yo vengo al trabajo maquillada y me arreglo las uñas”, comenta.

Gina Villalobos abre caminos para las mujeres en el Buró de Alumbrado Público.(Aurelia Ventura/La Opinion)

¿Cuántas mujeres hay?

En los pasados cinco años, el área de ingeniería del Departamento de Obras Públicas de Los Ángeles, ha contratado 288 empleados de tiempo completo, más del 40% de los nuevos empleados, 115 han sido mujeres. Hay 23 mujeres en puestos de alto nivel.

En los servicios de calles, en los últimos cinco años, se contrataron 599 nuevos empleados, de los cuales 15% fueron mujeres. Y de tener cero mujeres en puestos de liderazgos hoy tiene 17.6%.

En alumbrado público, en este año fiscal, el 50% de las nuevas contrataciones en posiciones de ingeniería han sido mujeres.

En esta nota

Inmigrantes mexicanos latinas Machismo respeto
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain