Cuatro puntos para entrenar el pensamiento crítico y conseguir la excelencia
Emociones y pensamiento crítico son dos aspectos esenciales de la habilidad de liderazgo
Cada día nos cuestionamos menos cosas. Estamos convencidos de que Google lo sabe todo y damos por válido lo que nos dicen los algoritmos antes de tomar una decisión. Pero las capacidades humanas siempre estarán por encima de la tecnología. Entrenar el pensamiento crítico es indispensable para liderar con éxito.
El pensamiento crítico, al igual que las emociones, puede y debe entrenarse porque interfiere en todas las acciones humanas. Pero especialmente es una habilidad de gran valor en el mundo empresarial, donde los errores pueden conducir a un naufragio de la corporación y, consecuentemente, de todos los que en ella participan.
Los líderes necesitan entrenar su pensamiento crítico por varios motivos:
Permite aceptar de antemano que uno mismo puede estar equivocado.
Contempla otros puntos de vista, aunque sean opuestos a los propios.
Promueve la diversidad de perspectivas para conseguir un fin.
Posibilita aprender de los errores mediante la evaluación y el análisis.
El pensamiento crítico es una forma razonada de pensar con el propósito de llegar a la excelencia. Los puntos esenciales para entrenar esta habilidad son:
Diversificar las fuentes de información. A menudo, caemos en leer un determinado periódico, escuchar solo una emisora de radio o tener una cadena de televisión favorita. Craso error. Hay que escuchar todas las voces, incluso las que nos sublevan, para formar nuestra propia opinión la mayor justicia posible. Lo mismo ocurre en la empresa: todos deben ser escuchados, porque todos tienen su visión y su razón.
Procurar la formación continua. Nadie debería vivir de sus rentas intelectuales. La formación es un proceso que no tiene fin. Podemos continuar aprendiendo, descubriendo e incorporando habilidades toda la vida. Dominar las nuevas tecnologías es importante, pero también leer cada día, incluso libros de filosofía para aprender de quienes nos enseñan a pensar de manera crítica. A la vez que el líder aprende, debe facilitar la formación a su equipo como vía para rodearse de colaboradores con mentes innovadoras, creativas y críticas.
Tener tiempo en soledad. Disfrutar de los amigos y contar con una sólida red social es tan beneficioso que incluso eleva la longevidad. Pero, para pensar, también hay que pasar tiempo en soledad y mejor si es en contacto con la naturaleza. El trabajo en equipo es altamente productivo, aunque, con frecuencia, las mejores ideas y la clarividencia surgen mientras estamos contemplando el mar, paseando por el campo o cuidando un jardín.
Educar las emociones. Para construir un pensamiento crítico es necesario educar las emociones. De este modo, será posible construir una sólida autoestima, cuestionar nuestro criterio tanto como el de los demás, aceptar otros puntos de vista, evitar el temor al fracaso y asumir nuestros errores. Un verdadero líder no se rodea de personas aduladoras, sino de gente que actúa como él. Emociones y pensamiento crítico son dos aspectos esenciales de la habilidad de liderazgo. Me encanta y creo en esta frase de Unamuno: «Hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento». Que así sea.