Los centros de distribución Amazon crean trabajos sin futuro    

La llegada de una empresa a una ciudad no es garantía de mejor calidad de vida

Reporte indica que las corporaciones tienen grandes ganancias en parte, a los bajos salarios que pagan. (Archivo)

Reporte indica que las corporaciones tienen grandes ganancias en parte, a los bajos salarios que pagan. (Archivo) Crédito: Impremedia

La pobreza no solo afecta a los desocupados sino también a quienes trabajan, lo cual parece una extraña paradoja. Esto ocurre cuando no existe una correlación justa entre los salarios y el costo de vida. Las corporaciones tienen grandes ganancias en parte debido a los bajos salarios que pagan, contratando trabajadores de medio tiempo y sin beneficios, como seguro de salud, vacaciones pagadas y más.

Por lo tanto, estos trabajadores “que no la hacen” deben recurrir a la ayuda del gobierno en cualquiera de sus formas. Lo que significa que los ciudadanos terminan financiando la mano de obra mal pagada por medio de sus impuestos.

Es decir que la llegada de una empresa a una ciudad no es garantía de mejor calidad de vida, como ocurrió en Fresno, California, con la llegada de Amazon a mediados de 2018.

Miguel Arias, concejal de Fresno, dijo que en el pasado, las autoridades locales pensaban que si podías generar empleos, cualquier medio estaba justificado. (Suministrada)

De acuerdo al reporte “Unfulfilled Promises, Amazon Fulfillment centers do not generate broad-based employment growth”, publicado por el Economic Policy Institute (EPI) en 2018, “los gobiernos locales ofrecen reducciones y excepciones de impuestos, obras de infraestructura para atraer los centros de distribución de Amazon pero no obtienen una ganancia real en relación a la inversión realizada”.

El mismo reporte asegura de que la llegada de Amazon no contribuye a la creación de empleos adicionales en la zona.

La práctica de ofrecer beneficios a las empresas está muy generalizada en el país en parte porque los funcionarios locales buscan dar la imagen de que están cumpliendo promesas electorales de atraer empleos o porque desconocen el funcionamiento de la economía.

“En el pasado, las autoridades locales pensaban que si podías generar empleos, cualquier medio estaba justificado”, dice Miguel Arias, concejal de la Ciudad de Fresno, elegido a su puesto en 2018. “Ellos veían el número de empleos que se iban a crear en lugar de prestar atención a qué tipo de empleos se crearían”.

La Ciudad de Fresno negoció con la empresa Amazon la llegada de uno de sus centros de distribución de 1.500 empleos a cambio de unos $30 millones de dólares de incentivos.

Arias critica así a la administración anterior por esta negociación que, asegura, resultó contraproducente para la ciudad. “Todos quieren ser parte de la ceremonia de inauguración de una empresa, pero la realidad es que mucha gente compra en Amazon en lugar de hacerlo en negocios que realmente pagan impuestos”.

El concejal Arias agrega que en la actualidad, la ciudad está recibiendo un 10% menos en concepto de impuestos a las ventas. Esta tendencia no cambiará en el futuro inmediato ya que el acuerdo con Amazon es por 30 años.

“La ciudad no le ofrece subsidios a un agricultor que contrata campesinos por salario mínimo… Estos no son empleos que contribuyen mayormente a la economía, por qué entonces hicimos ese acuerdo con Amazon?”, se pregunta Arias, quien junto a Esmeralda Soria, Luis Chávez y Nelson Esparza constituyen una mayoría latina en el gobierno de la ciudad desde fines de 2018.

Arias compara el interés actual por atraer centros de distribución a Fresno y otras ciudades del Valle de San Joaquín con el interés similar por atraer prisiones a mediados de los 90s, que tampoco generaron beneficios para las pequeñas ciudades donde se instalaron.

“Ocurre que en el Valle hay abundancia de tierra, de mano de obra barata y de necesidad de empleos de cualquier tipo”, comenta Arias. “Las empresas saben lo que quieren y saben cómo negociar con gobiernos locales”.

Por su parte, el impacto de estas empresas en el salario de los trabajadores es muy limitado o nulo, según el reporte publicado por el EPI.

“Amazon paga bien considerando el contexto, es mejor que pizcar melones”, ironiza Arias. “Pero el problema principal es el tipo de trabajo que realizan esos empleados”.

Además, los vecinos de la zona sur de Fresno, donde se instalaron Amazon y otras empresas de distribución y almacenamiento, no fueron consultados ni hubo un estudio preciso de impacto ambiental, cuando precisamente estas empresas contaminan más el aire gracias al tráfico vehicular que generan, sumado al incremento del ruido y otros efectos relacionados a la contaminación.

“Los vecinos saben que se necesitan empleos, pero piden que cuando se atraen empresas se consideren otros aspectos”, afirma Grecia Elenes, Asesora de Políticas Públicas del Concilio de Liderazgo de Fresno. “Quieren que se piense en su futuro, saben que estas empresas se están automatizando aceleradamente y por lo tanto en pocos años habrá menos empleos, o serán diferentes”.

A diferencia de otras industrias, los centros de distribución tienen trabajos no-calificados y que no permiten la superación individual y colectiva de sus empleados. Son empleos que fácilmente serán reemplazados por máquinas.

“Esto me recuerda cuando trabajaba en el campo, en las máquinas que pizcaban y preparaban los tomates”, dice Arias. “En mi primer año, éramos 14 trabajadores, pero en mi último año quedaba uno solo gracias a la modernización de las maquinarias que hacían ese trabajo”.

Arias destaca que este tipo de empleos no permite a los trabajadores romper el ciclo de la pobreza y marginación que padecen, salvo algunas excepciones.

“Las empresas se establecen en zonas donde viven personas de bajos recursos cuyas voces fueron siempre ignoradas”, asegura Elenes. “Ni siquiera se les informa bien”.

Ante la posibilidad de que se establezca cerca de Amazon otra empresa de distribución, los vecinos expresaron preocupación. “Mucha gente se fue a vivir allí para tener tranquilidad y algo de tierra”, comenta Elenes. “De pronto se encuentran con que frente a sus casas pasan decenas de camiones por día!”

El Concilio de Liderazgo se reunió con los vecinos y les informó de los procedimientos para establecer una empresa. Entonces los vecinos decidieron demandar a la ciudad, quien finalmente tuvo que negociar la elaboración de un estudio de impacto ambiental y de escuchar las preocupaciones de los residentes de la zona.

“Creo que hay un cambio en la gente, hemos aprendido de lo que ocurre en otros lados”, asegura Elenes. “Se están involucrando más, están expresando abiertamente sus preocupaciones, y esto es muy positivo”.

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