Evidencian fallas en estudio del aeropuerto de Santa Lucía, el polémico proyecto de AMLO
Los diseños preliminares se presentaron sin considerar por lo menos una ingeniería básica que permita contar con mayores elementos para la identificación, jerarquización y modelación de riesgos
MÉXICO – La Secretaría de la Defensa Nacional pretende obtener la autorización de impacto ambiental que otorga la Semarnat para el nuevo Aeropuerto de Santa Lucía a partir de una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) que presenta carencias sobre la descripción de la obra, ya que se hizo con base en un plan maestro preliminar.
El proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador causó polémica desde el principio por el costo social y económico por la cancelación del proyecto de Texcoco.
Un reporte, en poder de Grupo REFORMA, de observaciones de organizaciones a la Semarnat advierte que los estudios de impacto y riesgo ambiental que presentó la Sedena fueron diseñados sin considerar por lo menos una ingeniería básica que permita contar con mayores elementos para la identificación, jerarquización y modelación de riesgos.
Es decir, se elaboró de manera conceptual bajo una serie de supuestos de diseño, toda vez que no existe un proyecto ejecutivo de toda la obra.
Por ejemplo, el documento pone en evidencia la carencia de información en la descripción de las obras de interconexión del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México con el de Santa Lucía, así como en las especificaciones con las que se construirá la zona del área donde se almacena el combustible.
También se detecta una falta de información técnica en lo referente a la construcción del hotel que estará en la zona aledaña al nuevo Aeropuerto.
Lo mismo ocurre en lo relativo a las obras de la planta de residuos sólidos urbanos y la planta de tratamiento de aguas residuales.
Tampoco se indican los trabajos de ingeniería que realizarán en la preparación de los terrenos para las áreas de amortiguamiento acústico y de seguridad.
“En consecuencia, la Semarnat no tiene hoy la información suficiente que requiere para emitir de manera fundada y motivada, un resolutivo de impacto ambiental por lo que, o rechaza la MIA regional presentada por la Sedena o le solicita la información adicional con la que no cuenta para poder hacer una evaluación de impacto ambiental de dicha obra de manera objetiva e imparcial”, señalan las organizaciones Colegio de Biólogos de Mexico, A.C. y Colegio de Ingenieros Químicos y Químicos, A.C.
A partir del análisis que realizaron, se identificó que en la Manifestación se justifica la obra con un estudio realizado por la consultora Navblue, el cual indica que no se proporciona ninguna conclusión definitiva sobre la viabilidad de convertir la Base Aérea Militar No. 1 de Santa Lucía en un Aeropuerto.
El programa de trabajo presentado en la MIA sólo considera la etapa 1, que comprende de 2019 a 2021, pero no aborda la segunda etapa que incluye un segundo edificio terminal para entrar en operaciones en 2022, ni mucho menos la tercera etapa que prevé la construcción de dos edificios adicionales en un horizonte de 30 años.
Tampoco indica mediante qué obras se solucionará la incidencia que tiene con el Cerro de Paula el cono de aproximación y despegue de la pista 04C-22C.
Aunque se menciona que la fuente de suministro de agua será mediante pozos ubicados dentro de la Base de Santa Lucía, las organizaciones enfatizan que se debe considerar que éstos se encuentran sobre un acuífero sobreexplotado.
Por otra parte, se detectaron diferencias entre las superficies referidas en la MIA que tendrán incidencia en el proyecto y las que resultan cuando se corroboran las coordenadas incluidas en el estudio.
En la Manifestación de Impacto Ambiental se plantea la posibilidad de reubicar las torres de alta tensión ubicadas en el lado este del predio, pero se anticipa que esta decisión dependerá de los resultados que arroje un estudio de aeronavegabilidad.
No obstante, esta probable actividad no se considera como parte del proyecto de infraestructura y, de llevarse cabo, se producirían impactos adicionales que tendrán que ser evaluados antes de que ello suceda, indicaron las organizaciones.
Además , advirtieron que la MIA no cumple con los criterios de evaluación ambiental dado que no se identifican los factores ambientales que serán modificados.
Tampoco se estima la forma en la que los valores de los factores ambientales aumentarán en periodos de 5, 10, 15 y 20 años.
Asimismo, no se describen las tendencias o riesgo que tendrá el sitio del proyecto relacionado con desastres naturales, no se hace una evaluación paisajista y no se cuenta con un diagnóstico ambiental que establezca el tiempo cero (sin las obras) y el cual es la base para las proyecciones futuras.