Bebé pierde brazos y piernas por un dolor de garganta
Una rápida actuación y conocimiento de lo que le sucedía al pequeño tal vez hubieran evitado la amputación de sus miembros
Los médicos se vieron obligados a amputar las manos y los pies de un bebé del Reino Unido después de que una infección de garganta empeorara rápidamente.
La primavera pasada, Abigail Wardle, madre del niño Oliver Aisthorpe, llevó a su hijo a una clínica después de verle decaído y con síntomas de no encontrarse bien. Los médicos le dieron líquidos y acetaminofén y le enviaron a casa.
Según informó la madre al medio Grims by telegragh, el bebé se puso “más enfermo y parecía sin vida” a medida que pasaban las horas. Al día siguiente, decidió llevar a Oliver, que estaba cada vez más frágil, al hospital, donde fue ingresado de inmediato.
“Todo fue un tanto confuso, tengo recuerdos borrosos”, le dijo Wardle a Caters News, recordando la urgencia de los médicos cuando consultaron con “otro hospital que preguntaba cómo tratar a Oliver”. En ese momento, sus manos y pies habían comenzado a ponerse morados.
Los médicos indujeron un coma al pequeño, mientras luchaban para salvarlo. Wardle, de 23 años, recuerda que la enfermera se puso a llorar mientras les explicaba la grave situación de Oliver:
“Fue entonces cuando me di cuenta de lo grave que era”, recuerda la madre.
El bebé fue diagnosticado con sepsis, que se había desarrollado debido a una infección de garganta no detectada. Sin embargo, la condición ya se había afectado a los brazos y las piernas del niño enfermo, lo que eventualmente hizo que se volvieran negros por la muerte del tejido.
Los médicos pronto tomaron la difícil decisión de amputar las partes infectadas del cuerpo de Oliver, lo que significa que el niño se iría a casa sin sus manos o pies.
“Las extremidades [muertas] eran pesadas e incómodas. Oliver estaba miserable así. Sé que suena extraño, pero estaba desesperada por que se los amputaran “, admite Wardle. La pobre madre sufrió mucho cuando la pierna de Oliver “se desprendió “mientras ella y una enfermera estaban manejando al bebé.
“Una vez que le quitaron las extremidades, era como un niño diferente, tan feliz y lleno de vida. Fue un alivio para él”, recuerda.
Oliver, que ahora tiene 11 meses, permaneció hospitalizado hasta julio. Ahora, explica su madre, su hijo está más feliz que nunca, después de aprender a moverse y jugar sin sus extremidades.
“Algunas personas pueden sentir lástima por nosotros, pero me siento como la madre más afortunada del mundo”, dice ella. “Todavía tengo a Oliver conmigo; puede que no tenga manos ni pies, pero sigue siendo mi niño valiente y sonriente”.
Este tipo de casos son “extremadamente raros”, explicó a The Post el doctor Anthoney Lim, director de Medicina de Emergencia Pediátrica del Sistema de Salud Mount Sinai y profesor asociado de la Escuela de Medicina de Icahn. Según el doctor, mucho niños contraen infecciones respiratorias similares cada año, pero solo “una proporción muy pequeña” experimentará complicaciones significativas. La infección del hijo de Wardle que le provocó sepsis es realmente inusual.
Lim agrega que “no está al tanto de ninguna acción preventiva que pueda evitar que esto suceda”, pero dice que infecciones como esta están “progresando muy rápidamente” y son potencialmente mortales, y los padres deben ser diligentes al detectar síntomas.
“Si su hijo bebe u orina menos, respira más fuerte y … comienza a mostrar signos de angustia”, ese es el momento de ir al médico, dice Lim.
Sin embargo, la sepsis puede ser difícil de detectar y solo se diagnostica oficialmente con un análisis de sangre. Aún así, los signos de erupción cutánea acompañados de estos otros síntomas deben tomarse muy en serio.
“Quiero que su historia se utilice para ayudar a difundir la conciencia y enseñar a otros padres y médicos de cabecera, que tal vez no tengan capacitación pediátrica especializada, sobre los signos de sepsis”, dice la madre.