Jornaleros limpian una zona de Riverside para demostrar que solo buscan contribuir con la comunidad

Sin pago alguno, los jornaleros recogieron ayer los desperdicios de la zona en la que trabajan. / fotos: Alejandro Cano.

Sin pago alguno, los jornaleros recogieron ayer los desperdicios de la zona en la que trabajan. / fotos: Alejandro Cano. Crédito: La Opinión

Apoyados en el refrán de que ‘una imagen vale más que mil palabras’, fue que este sábado un grupo de jornaleros del área de Riverside decidió tomar acción con el objetivo de de proteger la buena imagen de este gremio de trabajadores.

Con bolsas de basura en mano, rastrillos y escobas, los jornaleros —que todos los días se congregan en el estacionamiento de una ferretería conocida a nivel nacional— recogieron los desechos del público en general para demostrar que su presencia es de beneficio para la comunidad.

Y es que según Carlos Bautista, organizador de la Red Nacional de Jornaleros basada en la región de Inland Empire, los trabajadores que se congregan en espera de ser empleados están sufriendo acoso no solo por parte del servicio de seguridad de dicho establecimiento, sino también de personas con sentimientos
antiinmigrantes.

“Con cámara de celular en mano los guardias de seguridad los cuestionan, los acosan, los hacen sentir despreciables. Con esta acción de limpiar la zona queremos dejar en claro que los jornaleros no vienen aquí [a EEUU] a generar violencia ni molestias y en cambio vienen a prestar sus servicios y experiencia”, dijo Bautista.

“Nosotros exigimos respeto y pedimos que ya pare el acoso.”

Francisco Martínez, de 53 años de edad, lleva de acudir al lugar por más de 15 años y dijo que desde alrededor de 2008 y 2009 el acoso por parte del sistema de seguridad, autoridades locales y la comunidad radical nacionalista, detonó un enfrentamiento entre la comunidad y los neo-nazis.

El hombre, oriundo de Los Mochis, Sinaloa (México), aseveró que tal acoso resurgió desde que el presidente Donald Trump asumió su cargo.

“Pero desde hace poco las cosas se han puesto peor. Viene gente solo para gritarnos e insultarnos… Los guardias llaman a la policía por cualquier cosa”, indica.

“Le voy a ser honesto… También vienen personas a buscar trabajo que traen malas mañas, pero eso no lo permitimos porque daña la imagen de todos,” aseguró.

“Si van a venir, aquí tienen que portarse bien. Nosotros hasta barremos nuestra zona. No es justo que por unos paguen todos”, sentenció.

Los trabajadores indicaron que hay personas con posturas antiinmigrantes que se les acercan para acosarlos.

Antecedentes

En octubre de 2009, el grupo Movimiento Socialista Nacional —un grupo neo-nazi— realizó varias manifestaciones, incluyendo una en Riverside.

Tal protesta, culminó tras un problema entre los neo-nazis y miembros que defienden los derechos del inmigrante.

Las casi dos docenas de neo-nazis fueron recibidos por más de 700 manifestantes que defienden a la mencionada comunidad. Ante ello, la policía anti-motines tuvo que defender la huida de los neo-nazis.

Bautista dijo que todos los días se congregan entre 100 y 120 jornaleros en el establecimiento ubicado en la avenida Madison y la autopista 91 en la ciudad de Riverside.

Agregó que en el pasado se han llevado a cabo reuniones con el Concejo Municipal para ver la posibilidad de abrir un centro jornalero como el de Pomona o Los Ángeles pero que todo esfuerzo ha sido en vano.

“Se nos ha dicho que no hay fondos. No hemos tenido una respuesta favorable y mientras, los abusos en contra de los hermanos jornaleros continúan,” dijo.
Martínez citó como ejemplo casos donde personas que contratan a los jornaleros —como él— se rehúsan a pagar o los asaltan.

“Se han dado casos donde los levantan con la intención de robarles. Muchos casos más donde la gente se niega a pagar. Dos o tres casos también donde los trabajadores han sido secuestrados”, comentó.

“Y como no confiamos con las autoridades, pues nos quedamos callados. Gracias a la labor de la Red [de ayuda] tenemos asistencia. A mí me ayudaron a cobrar 120 dólares que no me querían pagar después de trabajar más de ocho horas.”

Los jornaleros alegaron que, al subirse al auto de desconocidos para ir a trabajar, en ocasiones les roban.

Todo abuso debe ser reportado

Daniela Alvarenga, organizadora del Centro Jornalero de Pomona, recalcó que los trabajadores tienen derechos y que todo abuso o maltrato de quien venga puede ser reportado de inmediato.

También señaló que en efecto la situación para los jornaleros ha empeorado por lo que la ciudad debe retomar las negociaciones para protegerlos con un centro laboral.

“No se olviden que cuentan con nosotros, todo abuso debe ser reportado. Aquí en Riverside existe la necesidad de un centro en donde puedan ser organizados,” dijo Alvarenga.

“La gerencia de Home Depot junto con la policía y el Concilio han desarrollado planes para prohibir la presencia de los desamparados, vendedores ambulantes y jornaleros. Eso debe parar”, agregó.

Mientras las negociaciones vuelven a la mesa, trabajadores como Andrés —un joven que pidió no revelar su apellido— seguirán acudiendo al estacionamiento del establecimiento con la esperanza de conseguir empleo y poder así llevarse unos cuantos dólares a la bolsa.

Andrés, oriundo de Guatemala, dijo a La Opinión que estudia la preparatoria y que los fines de semana visita la zona para poder ayudar económicamente en la casa.

Contó que desempeña labores livianas ya que aún carece de experiencia en construcción en comparación con los demás jornaleros.

“Yo estudio pero también necesito dólares,” dijo precavidamente.

Alvarenga dijo que es común que en estos lugares se congreguen jóvenes, e incluso menores de edad de hasta 14 años, a buscar trabajo pero acompañados de sus padres.
“Esta comunidad es muy vulnerable,” añadió la organizadora del Centro Jornalero. “Se suben a vehículos de verdaderos desconocidos, no es fácil, es riesgoso pero lo hacen por la necesidad”.

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