Antonio Sánchez y su música comprometida con los migrantes

El mexicoamericano usa su sonido experimental como recurso combativo contra Trump

Antonio Sánchez  se presentó con su banda Migration en el Festival de Jazz de Monterey

Antonio Sánchez se presentó con su banda Migration en el Festival de Jazz de Monterey  Crédito: Cortesía | Cortesía

La música de Antonio Sánchez y su banda Migration es experimental y rebelde. Desde el momento en que el ahora presidente Trump se lanzó en su cruzada contra los migrantes mexicanos, al comentar que lo que el país enviaba era delincuentes, Antonio buscó sacarse del cuerpo y el alma la rabia y el dolor que él y millones de sus compatriotas y latinos sintieron.

“Salió organicamente… estamos pasando por un período muy abrumador y muy injusto desde que Trump anunció su presidencia, en la que no ha hecho sino demonizar a los inmigrantes”, dijo Sánchez, luego de participar en la versión 62 del Festival de Jazz de Monterey, California.

Su exitosa carrera incluye cinco premios Grammy, así como varias nominaciones a los premios Golden Globes y a los Bafta, además de otros galardones como baterista del año de publicaciones especializadas.

Sánchez reconoce que su suerte como portador primero de una visa de estudiante, luego de artista, una residencia y finalmente de la ciudadanía estadounidense, ha sido muy distinta a la de millones de compatriotas, pero siente en el alma la discriminación y la retórica de la nueva administración. Admite, eso sí, que incluso en esas condiciones, el hecho de ser mexicano hizo que lo trataran de una forma diferente a otros músicos con procesos similares.

“La visa de artista te la dan por tres años… en mi caso tenía que renovarla cada seis meses aunqque estuviera de gira y tenía que regresar a Mexico porque se me vencía”, explica.

Por eso quizás los títulos de algunas de sus composiciones hacen referencia a las temáticas antinmigrantes de la actual administración, como Bad Hombre, derivado de los calificativos que tan famosos ha hecho el presidente Trump.

“Es mi manera de hacer una limpia en mi cuerpo y en mi alma de todo lo que está pasando.. y desde el momento en que Trump dijo que México mandaba no a sus mejores ciudadanos sino a violadores”, dice.

Pero lo suyo no solamente es coraje mexicano, también es un sentimiento de responsabilidad como ciudadano de doble nacionalidad, en este caso con el estadounidense que ya es.

“Ahora siento que estoy increíblemente agradecido con lo que me ha dado este país. Y siento lo que hace el gobierno contra la gente contra las minorias”.

La temática que empezó con el disco Bad Hombre, y que salió al mercado hace un par de años, ahora ha evolucionado desde ese sonido experimental hacia algo más literal en su producción “Lines in the Sand”, cuya idea es también contar el abuso de los migrantes a manos de los poderosos.

Pero su aproximación a la composición es mucho menos política y mucho más un ejercicio de autointrospección.

“Me siento al piano y a la bateria y le empiezo a ver cara de lo que va a ser el proyecto casi cuando lo termino… la música hace que éste se revele ante mi, como que lo traigo en mi subconciente y en mi cerebro”, dice.

Definir su música no es tarea fácil ni para el mismo Sánchez, quien reconoce que como artista tiene muchas influencias del jazz rock, la música clasica y la música latina, entre otras.

“Para mi el jazz significa libertad total de composición y en los discos que hago con mi grupo Migration experimento con formas mas cinemáticas para traer elementos como poesía y palabra ‘hablada'”.

Por eso es que su integración con el jazz es casi simbiótica y siente a este género, tan amistoso con la improvización, como si fuera una segunda piel.

“Yo siempre improvisé…y cuando empecé a estudiar música clásica, ésta se me hacía muy tiesa…aunque pudeo traer elementos particularmente de algunas suites de Mozart, dejé de estudiar música clásica”, asegura.

Sin embargo para él es importante que sus composiciones también sean accesibles al público y no solamente un ejercicio para intelectcuales.

“Muchos en el jazz no se esfuerzan por hacer la musica más accesible y con esto no me refiero a más tonta, sino a hacer que la presentación sea más un espectáculo, porque la gente quiere ver eso… y el jazz quizás lo hace auditvamente pero visualmente no. Yo soy conciente de dar un show con elementos melódicos incluso en composiciones complejas”, cuenta.

Ahora Sánchez trabaja en Bad Hombre 2, una producción en la que quiere ir acompañado con intérpretes que admira a capela o con ligeros acompañamientos, que planea recrear con batería y otros elementos acústicos, siempre con esa conciencia social que lo caracteriza.

“Yo hablo en los conciertos de que estamos muy cerca de que algo pase, tenemos que tener en consideracion que podemos estar en el lugar de los menos afortunados”, concluye.

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