Añoran en Culiacán a los 3,500 soldados que tenían hasta 2018

Tras el fallido operativo para capturar a Ovidio Guzmán, hijo de "El Chapo", el temor de salir a las calles es latente

Elementos del Ejército Mexicano  patrullan calles.

Elementos del Ejército Mexicano patrullan calles. Crédito: EFE/Archivo

MÉXICO – La ciudad de Culiacán, donde ocurrió el operativo fallido en contra de Ovidio Guzmán, hijos del Chapo, se prepara para recibir 600 militares más, mientras las familias de muchos soldados huyen y el gobernador Quirino Ordaz añoró en público los tiempos en que en una sola base de soldados (El Saúz), ubicada en la capital del estado de Sinaloa, albergaba a 3,500 militares.

“La percepción de seguridad en el estado estaba mejorando este año porque había una paz narca desde que el Cártel de Sinaloa se quedó sin rivales tras la captura de Dámaso López, quien peleaba por la plaza con los hijos del Chapo tras la extradición de éste”, observó Francisco Cuamea, director del Buró de Información Estratégica en Culiacán y ex directivo del diario Noroeste.

El penúltimo episodio que generó pánico entre los sinaloenses se remontaba a febrero de 2017 cuando la fractura del cartel provocó sangrientos episodios en la sierra, pero la captura de Dámaso calmó los ánimos para dar paso a la idea de que el estado estaba controlado. A principios de este año el nuevo gobierno federal retiró a casi todos los militares hasta dejar alrededor de 60.

“Lo que no se vio es que el problema sigue ahí, sólo que sin rivales”, advierte Cuamea.

El operativo contra Ovidio se realizó básicamente con soldados enviados y las decenas que quedaban ahí: el presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció que fueron rebasados en número y así el cartel pudo ponerse al tú por tú.

Murieron ocho: cinco agresores, un civil, un recluso y un agente de la guardia nacional; quedaron heridos 19: ocho agentes de la guardia, un oficial, siete soldados, un estatal y dos municipales. Uno perdió la pierna.

El cartel pudo así usar como medida de cambio a 11 soldados de tropa y dos oficiales;  liberar a  reos y atacar las unidades habitacionales donde estaban las esposas de los militares con todo y los hijos. Una de ellas, narró al periódico El Debate que tuvo que tirarse al piso para no ser víctimas de balas. “Yo ponía las manos en la cabecita de mi hijo”, dijo.

El sociólogo de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Tomás Guevara, advirtió que la falta de soldados en el patrullaje ha dejado una sensación de desamparo en la sociedad local que otrora confiaba en que la organización liderada por los Guzmán no se metería con la gente común, ni siquiera para doblar el gobierno. “Ahora tampoco se miran operativos de milirares”.

El pasado domingo, diversos colectivos de civiles se manifestaron en una marcha que llamaron “Culiacán Valiente”, con el fin de demostrarse a sí mismos “que son más los culiacanenses quieren una ciudad de paz y prosperidad” en tanto los militares se han centrado en mantener retenes en las salidas de la ciudad.

En las última horas un hombre fue encontrado muerto a balazos a un costado de la Unidad Habitacional Militar en la colonia La Florida.

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