Familias alejadas por la contaminación en la frontera
Debido a las fuertes lluvias, el camino al Parque de la Amistad está cerrado hasta nuevo aviso
Saúl Domínguez estaba emocionado porque por fin, después de más de 20 años, iba a ver a su papá este sábado sin importar que solo fuera por el diminuto tejido metálico del muro fronterizo en el Parque de la Amistad, en San Diego.
No obstante, cuando llegó a la entrada del sector se encontró frente a señalamientos que prohibían el paso.
“Aléjese”, decía un letrero de advertencia sobre “contaminación con aguas negras”.
Domínguez había llegado con su esposa y su hijo unas horas antes en un vuelo desde San Francisco para ver finalmente a su papá, a don Pedro de 72 años de edad y quien ya le esperaba al otro lado del tejido metálico, pero del lado de Tijuana, en México.
“Mi papá no tiene papeles para pasar a California y yo tengo papeles, pero no para cruzar a Tijuana”, dijo Saúl a La Opinión; “es muy triste, porque si no lo vemos ahora, el lunes ya tenemos que regresar a trabajar”.
Don Pedro había llegado desde San Marcos, Guatemala, hasta la frontera a ver a su hijo y el esfuerzo podría ser en vano.
Al preguntarle a un patrullero fronterizo uniformado, que iba en un vehículo civil, el agente dijo a la familia que tal vez podría caminar por un sendero hasta encontrar la arena de la playa y entonces dirigirse al sur unas siete millas y desde ahí —quizás — podría ver a don Pedro, al otro lado de los barrotes del muro fronterizo, pero en ese sitio estaba prohibido acercarse al muro a menos de 100 pies.
La familia todavía tendría que contar con suerte de que en el camino no la vieran rangers estatales del parque o agentes federales del Departamento del Interior o incluso otros patrulleros que pudieran pensar diferente que el primero.
Después de varias horas, Saúl finalmente vio a don Pedro a la distancia. Ambos se veían y se hablaban por celular, sin poder acercarse más. Saúl y su familia habían tenido mucha suerte de que no los detuvieran en el camino.
El problema: las lluvias
John Fanestil, el reverendo que desde hace más de 10 años dirige la Iglesia Fronteriza en el Parque de la Amistad —donde las familias se reúnen en ambos lados del muro— dice que la historia de Saúl y su familia es ya común desde hace más de seis semanas.
Cada fin de semana llegan familias que se frustran sin poder pasar.
En cada ocasión que llueve, en Tijuana se devasta el sistema de alcantarillados y las aguas negras se unen a arroyos de lluvia que cruzan la frontera hacia el Valle del Río Tijuana que queda en San Diego.
Generalmente el Departamento de Salud Ambiental del condado de San Diego cierra el acceso a la playa en Imperial Beach y el camino de tierra al Parque de la Amistad queda inundado.
“Pero la primera lluvia de esta temporada fue muy intensa, de cuatro días consecutivos y atrajo niveles nunca vistos de contaminación de bacteria, de acuerdo con autoridades estatales de California”, explicó Fanestil.
El camino sigue inundado sin que esta vez la tierra absorba el agua ni haya suficiente calor para que se evapore.
El estado de California informó a la Iglesia Fronteriza, a grupos observadores de pájaros, a la Patrulla y a diversas organizaciones que, con base en análisis, podría estimar que el parque solo se reabra al público hasta que pase la temporada de lluvias —para marzo o abril.
El jefe de la Patrulla Fronteriza en San Diego, Douglas Harrison, informó que como el camino al Parque de la Amistad está prohibido, el parque tampoco estará abierto al público mientras el estado de California mantenga la limitación.
Fanestil mientras tanto se ha unido al al pastor que junto con él, pero desde Tijuana, hace la celebración religiosa cristiana los domingos, Guillermo Navarrete, y temporalmente ambos predican desde Playas de Tijuana en inglés y en español.
Saúl, quien llegó de San Francisco, dice que ojalá hubiera alguna forma de avisar a otras familias que tienen planes de verse que por ahora el parque está cerrado.
Pero ni los eventos programados hace un par de meses para el Parque de la Amistad se han podido ajustar. Este sábado estaba programado el reencuentro de una familia de apellido Hernández en el lugar.
La coordinadora del reencuentro, Liz de la Cruz, dijo a La Opinión que por el cierre del parque la familia decidió de último momento reencontrarse en Mexicali, a 124 millas al este, después de cruzar La Rumorosa.